Prólogo

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Decido levantarme de la cama cuando me doy cuenta que me retrase en buscar a mi hermana Angelina en la fiesta a la que fue con su amiga Paula, reviso el móvil para avisarles que ya me estaba vistiendo para salir, pero me alarmo al ver las quince llamadas perdidas de Paula.

La llamo de inmediato y me contesta después de dos tonos, su voz se cortaba por el llanto, escuchaba mucho alboroto de fondo, pero no sabía que pasaba.

—¿Qué ocurre?

—Angelica...—Un sollozo salió de sus labios—Le dispararon—Me siento de golpe en la cama porque mis piernas fallaron de inmediato, mis ojos se humedecen mientras escucho su llanto.

—¿Cómo que le dispararon? ¿A quién? ¿Dónde esta Angelina? ¡Paula, dónde está mi hermana!

—¡Le dispararon a Angelina, nos asaltaron y...!

—¿Dónde están?

Salgo corriendo de la habitación a la de mis padres y abro la puerta de golpe aun con el teléfono en la oreja.

Papá enciende la luz de su mesita de noche para ver que ocurre, pero yo tiemblo escuchando a Paula.

—Estamos en el hospital, ¡Ven rápido!

—¿Qué pasa, Angelica? —Se levanta mamá y se acerca hasta mí.

—Angelina está en el hospital, le dispararon—Solté las palabras como pude y mamá empezó a gritar como loca.

Papá se levanta de inmediato y agarra las llaves de su auto.

—¡Vamos! —Papá agarra a mi madre entre sus brazos la cual ya estaba hecha un mar de lágrimas.

Me dirijo a la salida con mis padres siguiéndome y subimos al coche de papá.

Las lagrimas no dejaban de salir, no podía ser real, yo estaba apunto de salir a por ella, era algo tranquilo, ella me dijo que era algo tranquilo, por qué diablos está en el hospital.

Papá me hace muchas preguntas que no soy capaz de responder porque mi cerebro no procesa nada de lo que dice.

Si solo hubiera escuchado la alarma hace una hora las habría buscado a tiempo y nada de esto habría pasado.

Al llegar al hospital corrí hasta la entrada para pedir información en la sala de urgencias.

—Trajeron a mi hermana por una herida de bala, tiene 14 años, se llama Angelina Linares—Solté todo muy rápido a la chica que estaba atrás del escritorio.

Mis padres me alcanzaron de inmediato.

—Está en cirugía ahora mismo, enseguida llamo a alguien para que la ponga al tanto—Me dijo la chica y marcó unos números en el teléfono para preguntar por mi hermana.

¿Cirugía?

Veo a Paula con su mamá llorando a todo pulmón y me acerco a ella enojada.

—¿Qué diablos pasó? ¡Joder! ¡Me juraron que era algo tranquilo!

Al verme empezó a llorar con más fuerza.

—Fue mi culpa—Solloza— Ella no quería ir sin decirte, pero nunca pensé que pasaría algo malo, fuimos a una pelea ilegal en la otra calle y cuando nos devolvíamos a la casa donde nos dejaste en el camino unos hombres empezaron a acosarnos hasta que nos rodearon y Angelina empezó a pelear para que la soltaran y uno de ellos la intentó inmovilizar, ella sacó la navaja que le diste y se la clavó en la pierna, él le disparó y cuando la vieron desangrándose salieron corriendo.

Abrazo a papá buscando consuelo, tenía un nudo en la garganta que no se deshacía por más que tragara.

Tres doctores se acercan a nosotros y nos piden sentarnos en la sala de espera, se posicionan frente a nosotros y dicen la oración que destrozo mi corazón y mi alma en menos de un segundo.

—Angelina no sobrevivió, la bala perforó el corazón, hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, pero no sobrevivió.

—No, no, no, no—Murmuro y de inmediato escucho el grito desgarrador de mamá.

Corro de inmediato hasta la capilla del hospital y me paro frente al altar observando la cruz que guinda en el medio.

—¿Por qué le hiciste esto? ¿Por qué me hiciste esto? ¡Cómo pudiste! —Caigo de rodillas. —Ella te amaba, confiaba en ti antes que, a nadie, era buena, ¿por qué te la llevaste de esta forma?

Mi llanto no para y mis palabras se ahogan en mi boca.

—Me has quitado lo que yo mas amo ¿Por qué? ¿Por qué a mi nunca me escuchas?

Cubro mi rostro y lloré con fuerza.

Sentí una mano en mi hombro y me giro para ver de quien se trata, era un chico de unos veinte años, no lo conocía.

—No lo culpes de tu dolor, solo era su tiempo.

Sus palabras no me reconfortan en nada, quiero llorar, gritar, pero quiero hacerlo sola, me levanto y salgo de la capilla.

Mi hermanita no merecía esto.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora