Capítulo 1: Mente o Corazón

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Dejar Londres por un tiempo para venir a San Diego siempre parecía una buena idea, pero en estos momentos estaba de tan mal humor que pensaba seriamente en tomar un avión de regreso

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Dejar Londres por un tiempo para venir a San Diego siempre parecía una buena idea, pero en estos momentos estaba de tan mal humor que pensaba seriamente en tomar un avión de regreso. Para empezar, me había quedado dormido y estuve a punto de perder el vuelo, luego tuvimos un estúpido retraso y al llegar, el poco buen humor que había recuperado se fue al caño por un imbécil que chocó mi carro favorito.

Ahora me encontraba en mi oficina, tratando de lidiar con la mierda de un cliente indeciso, después de escuchar a mi madre reclamarme por no pasar más tiempo con ella y mis hermanas. Y no es que no quisiera hacerlo, yo las amaba, era solo que sentía que en San Diego no encontraría nada nuevo para mí, había pasado la mayor parte de mi vida en Estados Unidos y no me quejaba, me había ido más que bien, excelente de hecho, a mis 26 años me encontraba en la cúspide, sin embargo, a veces sentía que me hacía falta algo, por eso decidí irme por un tiempo a ver que más podía lograr, y aunque fue gratificante elevar aún más la posición de mi empresa, seguía sin encontrarme completamente satisfecho.

—Vamos, Styles, sabes que Dubai cumple, no solo con nuestras expectativas, sino con las de cualquiera.

—Señor Handal—suspiré apretando el puente de mi nariz, no soportaba a la gente millonaria, y eso que yo era considerado uno de ellos. —Hace menos de un mes quería que el recorrido fuera por el Caribe, de repente me habla de la idea de que el barco haga el viaje por los Emiratos Árabes, ¿sabe el trabajo que lleva realizar un nuevo cronograma?

—Pero mi hija merece lo mejor por sus dieciséis, si un viaje a Dubai es lo que quiere eso es lo que obtendrá.

Sí, podían llegar a ser así de superficiales.

—Bien, rearmaremos el itinerario—cedí, seguro de que no conseguiría que aceptara el segundo plan que me había visto obligado a realizar luego de que pusiera objeciones ridículas al primero. —Pero debo advertirle que será el último cambio, no puedo permitirme explotar a mi equipo de esa manera.

—Para eso les pagamos muchacho—rodé los ojos mientras escuchaba su ronca risa rebotar en mi silenciosa oficina. Me gustaba atender las llamadas por el altavoz. —Pero de acuerdo, acepto tus condiciones siempre y cuando logres que mi hija quede fascinada.

—No debe preocuparse por eso, así será. Lo llamaré pronto.

—Estamos en contacto.

Cuando colgué, recosté mi cabeza sobre el borde de mi cómoda silla de cuero y centré mi vista en el techo.

"¿Qué estás haciendo realmente aquí, Styles?"

Suspiré sin tener la respuesta.

—¡Harry!

El escandaloso grito de mi rubio amigo, entrando a mi oficina por sorpresa como le era de costumbre, provocó que gruñera, adiós tranquilidad.

—Dylan, ¿cuántas veces tengo que decírtelo?

Sorpresa Agridulce Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora