Capítulo 11: Una propuesta, dos corazones

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La canción es hermosísima, tómense un momento para escucharla y para pensar en Harry y en Sam♥ Por cierto, este capítulo es uno de esos a los que tendremos respuestas que en la primera no tuvimos♥ Suspirarán y... entenderán (en parte), por qué ese sentimiento lleno de tanto rencor que Harry siente posteriormente a los sucesos que todos conocemos.

 entenderán (en parte), por qué ese sentimiento lleno de tanto rencor que Harry siente posteriormente a los sucesos que todos conocemos

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Desperté luego de haber tenido un sueño alarmante, pero que, para el momento en el que abrí mis ojos, ya había olvidado por completo. Palpé la cama a mi alrededor, encontrándola vacía, por lo que me enderecé escaneando la habitación para darme cuenta que en efecto, me encontraba solo. Suspiré dejándome caer nuevamente y pasando un brazo por encima de mis ojos cerrados. Anoche había sido... inigualable. Estar con Samantha había desencadenado un mar de profundos sentimientos los cuales había pensado enterrados.

Y la siquiera posibilidad de verla con otro hombre, o a mi hijo compartiendo con otro hombre que no fuera yo, me enardecía.

La propuesta que había merodeado alrededor de mi mente un par de meses atrás volvió a aparecer en mis pensamientos como un relámpago, contundente y rápido, y entonces, fue cuando me encontré sopesando (una vez más) la posibilidad de desposar a Samantha y tan solo... intentarlo. Ella merecía una oportunidad, ambos realmente, y si debía ser honesto, ya no veía la idea de formar una familia con ella tan aterradora como en un principio. Teníamos química, eso era innegable, estaba ahí latente, y luego de lo compartido la noche anterior... Solo era una prueba de que estaríamos bien, ambos éramos unos adultos exitosos,  podríamos con eso y más, mucho más.

Dejé caer mi brazo a un lado, dejando que una risa tonta y temblorosa se me escapara. El matrimonio no era, ni por lejos, la solución a mis problemas, estaba claro de eso, pero por alguna extraña razón, me encontraba con la vívida resolución de hacerlo, de que nos casáramos. Nunca podría lastimarla, mucho menos a ese bebé, moriría antes de que algo como eso ocurriera, daría mi vida por ellos.

Ese último pensamiento aceleró mi corazón, y me encontré sentado nuevamente repitiendo aquella realización.

—Sí daría mi vida por ellos—murmuré.

Ahora solo me quedaba hacer dos cosas, la fácil: comprar un anillo, la difícil: preguntarle a la mujer en cuestión si aceptaba casarse conmigo.

Mi miedo era, que su respuesta podía ser, en un 90% un rotundo no.

Samantha era terca, pero decidida y clara en sus convicciones, la admiraba realmente por su forma de ser, aunque a veces me frustrara que no lograba dar su brazo a torcer cuando más lo necesitaba.

Y claro, a todo eso debía sumarle el esclarecer el tema de Nueva York, sobre mi tumba ella y mi hijo se irían lejos de mi.

Cuando decidí que había sido suficiente de darle tantas vueltas a la cabeza, me levanté para ducharme y poder cambiarme, antes de salir a mi encuentro con Samantha. Ella ya se encontraba sentada comiendo sobre la barra de granito de su cocina. 

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