𝐸𝓋𝑒𝓇𝓂𝑜𝓇𝑒

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"Y estaba recuperando el aliento,
mirando por una ventana abierta,
atrapando mi muerte;
Y no podría estar segura,
tuve un sentimiento tan peculiar,
que este dolor sería para siempre"

- Taylor Swift (Evermore)


* * *

Noviembre.

Harry miraba fijamente la puerta por que Louis se había ido hace cuatro meses.

Cuatro meses donde se sentaba a en el sillón que compraron juntos cuando se mudaron, aquel que daba directamente hacia el pasillo que terminaba en aquella puerta de madera de roble blanco. Harry había insistido en eso, ahora solo pensaba en lo insignificante que resultaba el tipo de madera; cuando al final Louis nunca volvería a entrar por ella.

Él fue inocente y pensó, allá por el caluroso verano en Julio, que todo estaría bien. Dolería, lo haría, Louis era el amor de su vida, lo sabia; pero una parte suya albergó la esperanza de poder avanzar, de al menos poder vivir una vida normal.

No fue así.

Los primeros días lo intentaba, se negaba a quedarse encerrado en su solitario departamento, aquel que crecía cada noche por el vacío en su interior. Como una olla a presión, sin embargo, nunca explotaba y Harry moria cada día un poquito más.

Pensó en mudarse, en agarrar todas sus cosas e irse para no volver pero no pudo. Ese departamento era todo lo que le quedaba, aún cuando estaba muerto por dentro y el fantasma de Louis estaba ahí todas la noches, recordardole lo que tuvo y lo que perdió; Harry jamás podría irse.

Porque había días donde la locura era más fuerte que la razón, y el recorría todo el lugar, reviviendo todas las noches que pasaron juntos.

Caminaba por la cocina acariciando las copas de vino, pensando en las noches infinitas donde se desvelaban entre botellas y se revelaban sus más descabellados sueños. Harry sonríe cuando recuerda que fue en esta misma cocina, en estas mismas banquetas y con esta misma copa entre sus manos, que Louis y él pensaron los nombres de sus hijos.

Querían una niña, una hermosa mujercita de rizos castaños y ojos azules, con la astucia de Louis y el corazón de Harry. La llamarían Arya y llevaría el apellido de ambos, los primeros años seguirían viviendo en ese departamento hasta que la pequeña niña y Harry le insistieran a Louis por un perro, un corgi, porque ambos querían los de la reina. Louis se negaría al principio, como buen padre resolponsable, solo para sorprenderlos a ambos en navidad con un pequeño cachorro. Más tarde, en la noche, cuando ellos ya casados compartieran besos susurrados, Louis le diría que encontró una pequeña casa a la afueras de la ciudad. Tendría un extenso jardín con flores para que Harry pase los fines de semana plantando jazmines, mientras Louis le enseñaba a su hija a jugar a la pelota. Se sentarían al final del día en el pasto, Harry con su espalda en el pecho de Louis mientras su Arya jugaba con Oliver -su perro-. Sonreirían a su preciosa vida y vivirían felices por siempre.

Al final de su fantasía, Harry siempre dejaba la solitaria lagrima caer por su mejilla y le sonreía con nostalgia a la copa delante suyo. Luego, él avanzaba por el pasillo, ese entre el sillón y la puerta, donde fotografías colgaban.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2021 ⏰

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