22. Todo concluye al fin [Capítulo final 2021]

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Capítulo dedicado a mi papá ♥


Llegar a Lincoln no fue tan malo como hubiese pensado en otro momento. Me emocioné al ver el cartel con aquel coso de carnaval, vaya a saber uno cómo se llamaba y mientras avanzabamos por las calles en aquel auto que nos llevaba a mi casa me di cuenta que me gustaba ese lugar. Era mi lugar. Había nacido en esas calles y había disfrutado como una niña cada uno de los pequeños lugarcitos que me daban vida. Desde la plaza, la heladería, hasta los pequeños bancos en las esquinas y las vecinas curiosas. Era una ciudad y era mía. La apreciaba con sus cosas. Con la gente emocionada por el carnaval, la alegría del verano y las personas más hogareñas de lo habitual. Era un lugar, mi lugar y ya no quería dejarlo.

Eso me hizo pensar que no quería irme, que no iba a hacerlo. Llamé a mi editora y le dije que iba a volver a Nueva York para darle el manuscrito y para todo lo que necesitara de mi, pero iba a volver. Sabía que el mundo editorial estaba en su peor momento, que me iba a costar mucho llegar a las editoriales pero lo iba a intentar. Quería contar una historia Argentina, quería mostrar mi amor por ese país del que escapé llorando y sintiéndose incomprendida. Tenía que cerrar un capítulo y empezar uno nuevo. Un libro nuevo, uno completamente diferente al de la chica que había dejado atrás.

Y para hacer eso, había cosas que debía empezar a cerrar.

Fui a la casa de Laura al día siguiente de mi llegada, con una caja de alfajores Havanna (digna de la costa) y una mirada de perrito abandonado. No podía seguir ignorando que había abandonado a mi amiga y que me estaba comportando muy mal si creía que podía olvidarla. Laura había sido mi pilar cuando más lo necesitaba y tenía que volver con ella. No existía otra Laura, no había en mi mundo otra chica como ella.

—Sé que me estuve portando muy mal con vos desde que llegué... y tengo toda la culpa de eso.

—No, Shirley, yo también fui una boluda —me decía impidiendome hablar y haciéndome reír un poco al comprender que estábamos tratando de amigarnos de cualquier manera. Creo que llegaba un punto en donde la amistad importaba más que los errores cometidos y habíamos sido amigas por demasiado tiempo para ignorar nuestros sentimientos—. Me puse muy celosa al verte con esas idiotas y no me di la oportunidad de perdonarlas como vos hiciste.

—Al principio no las perdoné y solo estaba con ellas porque no me quedaba otra, pero... pero son buenas personas. Tienen mil defectos, tienen problemas y conflictos, pero sé que son buenas personas —le expliqué mientras tomábamos mate con su perro golpeándonos los pies con su cola dorada. Estaba tan emocionado como nosotras por habernos amigado o tratando de hacerlo—. No te niego que fueron unas forras cuando nosotras íbamos a la secundaria, pero no podemos quedarnos para siempre con ese recuerdo. Éramos diferentes en ese momento, Lau, ya no somos esas chicas que llorabamos por bullying. Eres una mujer hecha y derecha, yo conseguí mis sueños y ya nada debería detenernos. No podemos seguir en el pasado.

—Es más fácil para vos...

—Lo sé, pero quiero que te des la oportunidad de conocerlas —le pedí buscando su mirada y tomando una de sus manos. Quería explicar mis sentimientos y que ella comprendiera que sentía yo por mis nuevas amigas. Porque, sí, eran mis amigas—. Son personas como vos y yo, que tienen miedos, inseguridades, problemas de identidad, problemas en casa... y yo sé que ellas te van a aceptar.

Había logrado que Yanina invitara a Laura al casamiento y a la despedida de soltera. Lo más gracioso es que la rubia no había tenido problema en invitarla cuando se lo propuse al llamarla. Pensé que iba a decir que no quería una discapacitada en su casamiento, como decía cuando era más chica, pero la rubia me dijo que había querido invitarla.

El karma de Shirley [YA EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora