Prólogo: "¿Con qué fin...?"

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—¡Déjenme en paz!— Gritaba con desesperación aquel pequeño aterrado, mientras que era molido a golpes por sus compañeros que lo sujetaban de sus débiles brazos para impedir que este se moviera a su voluntad, dejándolo a la merced de su abusador, el cual lo golpeaba sin cesar.

—Maldito hijo de perra, ¿Cuántas veces te lo he dicho, Eh?, ¡¿Cuántas?!, ¿Acaso debo matarte para que aprendas la lección imbécil?, Debes memorizarte en esa maldita cabeza tuya que por esto lugares no puedes poner ni un solo pelo afeminado de esa mierda de cabello que tienes por peinado— Decía su agresor intercalando sus palabras con golpes directos al estómago de aquel pequeño, llegando a el punto que le provoca el vómito y que cayera al suelo completamente desmayado.

—No no no no ¡Maldición, corran, nosotros no tuvimos nada que ver y esto nunca pasó!— avisaba aquel chiquillo a sus amigos para que se fueran y evitar problemas mayores, dirigiéndose cada uno hacia sus respectivos hogares y quedando impunes ante su fechoría.

Comenzaba a caer unas pequeñas gotas de agua desde el cielo, dejando ver una vista totalmente cubierta de nubes grises sobre el panorama, empezando a verse poco a poco una fuerte lluvia sobre el lugar, estando aún el niño tumbado contra el suelo inmóvil y con su propio vómito en su rostro, siendo cubierto ahora por el agua y mostrando un pequeño hilo rojo que emergía desde su boca el cual era más notable por el charco de agua que se hacía a su alrededor.

10 años han pasado desde ese trágico incidente, múltiples asesinatos, en su gran mayoría hacia población juvenil, habían estado susitandose en los últimos años, dejando a los adolescentes preocupados sobre su propio resguardo en cada ocasión que estos salían de sus hogares, todos estos casos eran narrados y explicados a detalle en cada noticiero del lugar; cuerpos totalmente descuartizados, cabeza destrozada, tórax abierto, vísceras cortadas y sacadas de su interior, brazos y piernas con múltiples mutilaciones o incluso cercenados, los cuerpos eran dejados totalmente irreconocibles, incluso la medicina forense era incapaz de reconocer a la mayoría de los cuerpos, por lo que temían que fueran ataques de animales salvajes, pero había algo que eliminaba esa teoría por completo, puesto que en cada asesinato era dejada dentro de la víctima una insignia hecha de metal sólido, que hasta el momento se desconoce su significado y procedencia, y la "limpieza" con la que perpetraban ese asesinato, puesto que no quedaban huellas ni las armas homicidas, pero a todo esto y haciendo caso a la cruda verdad... ¿Con que estaremos lidiando?, Pero sobre todo, ¿Con qué fin...?

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2021 ⏰

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