EPISODIO UNO (PARTE I)

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Ángelus observaba con tristeza los jardines del palacio desde el ventanal de la torre, todos los acontecimientos que le habían llevado hasta allí habían destruido por completo la visión feliz de aquel lugar que ahora solo le traía dolor y sufrimiento.

Estaba absorto en sus pensamientos y en las emociones que estos le causaban, sentía un doloroso punzón en el pecho mientras se preguntaba sobre la lealtad de quienes le rodeaban. ¿madame Julianna también era una revolucionaria? No, si lo fuera hace tiempo habría encontrado la oportunidad de matarle, ¿y si ella también estaba siendo engañada por su esposo?

Pensó en el tal Jonathan, en lo que dijo, ese hombre y Cleda se conocía, parecían amigos de toda la vida, ¿él también pertenecía a la rebelión? Por supuesto que sí, el mismo dijo que todos los invitados eran conocidos de él, y si todos eran revolucionarios era obvio que él igual.

Ángelus apretó el dije que le había regalado madame Julianna. ¿Entonces había revolucionarios infiltrados dentro de las filas del ejército imperial?, sintió un punzón más fuerte al pensar en Myfels, él estaba allí, él estaba al tanto del plan de Cleda, él sabía perfectamente a donde iban. Myfels de seguro era un revolucionario, lo cual era aún más peligroso ya que su amigo pertenecía a la guardia imperial.

­─ Tendré que decírselo a mi tío... ─ Suspiró ─ Myfels tendrá que huir, o lo van a matar. ─ Le dolía pensar aquello, sin embargo, muy dentro de sí pensaba que se lo merecía.

Decidió que era hora de acostarse a dormir, ya era bastante entrada la madrugada. Echó un último vistazo al jardín, observando las grandes puertas que separaban el castillo imperial del resto del mundo.

Allí, muy cerca, había un ser, estaba encapuchado, la guardia imperial se acercó a él. Desde allí no podía escuchar lo que decían, pero suponía que le estaban pidiendo identificarse.

PUM

Una enorme estela de luz salió de las manos del encapuchado y golpeó a todos los guardias a la vez, saliendo disparados contra las enormes puertas. Ángelus escuchó gritar al hombre y justo en ese momento apareció de entre los árboles un grupo más grande de personas.

─ Bandidos... ─ Dijo el chico. ─ GUARDIAS, BANDIDOS EN LAS PUERTAS DEL IMPERIO. ─ Gritó lo más fuerte que pudo.

Muy tarde, en un abrir y cerrar de ojos las puertas fueron destruidas debido a otra explosión, el pequeño ejército se adentró al imperio. Los guardias se acercaban a ellos con lanzas y espadas, luchando por defender.

Las explosiones estaban cada vez más cerca, mientras Ángelus observaba como los guardias caían como moscas, magia, eso debía ser, estaban siendo atacados con magia. Pensó en tomar su espada Ukko e ir a ayudar, decidido se fue directo hasta el baúl donde guardaba sus cosas.

Abrió el baúl y saco su espada, saltando del susto cuando escuchó su puerta abrirse de par en par con un golpe seco. Giró para ver al intruso, preparado para atacar, el alivio vino a él cuando vio un guardia imperial.

─ Guardia, ¿qué hace usted aquí? ¡Afuera hay problemas mayores, debemos ir a ayudar! ─

─ No, el verdadero problema está aquí. ─ Escuchó una voz demasiado conocida.

El guardia se quitó el casco, allí estaba con el labio roto y una mirada de decepción, Myfels se encontraba en frente de él, le invadió la irá ¿cómo se aparecía así después de todo lo que hicieron?

─ ¿Qué mierda haces aquí?

Ángelus se abalanzó sobre él, ni siquiera pensó en empuñar su espada, quería golpearlo, sentía que si descargaba toda la ira que contenía podría sentirse mejor, no contaba con la velocidad de Myfels y que por supuesto, era más alto. Su mejor amigo lo detuvo, agarrándolo de ambos brazos y manteniéndolo rígido. Le miró a los ojos, la mirada de Myf era oscura, triste.

DESTINO: PIRÁMIDE OSCURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora