The Broken Prince ❀ JungHope

Prólogo.

El pequeño HoSeok se encontraba en su jardín solo como siempre, al ser un príncipe no podía convivir con muchos niños, y los pocos que estaban con él jamás le hacían caso o simplemente le pedían cosas como juguetes que jamás tendrían. HoSeok odiaba ser un príncipe, lo odiaba con toda su alma, odiaba que todo el mundo quisiera ser su amigo solo por beneficios o que lo insultaran por ser «mimado».

HoSeok, a sus cortos cinco años, odiaba el haber nacido en «cuna de oro» como solía escuchar de los sirvientes.

—¿HoSeok? —la melódica voz de su madre lo sacó de sus pensamientos provocando que el pequeño castaño volteara, su madre al verlo sonrió y se acercó a él— Hay un niño que quiere conocerte ¿deberíamos de ir con él? —eso era lo que lo mantenía a flote, aquella cálida y sincera sonrisa que siempre le daba su madre.

—¡Sí! —HoSeok no estaba emocionado por el chico, pero aparentaría estarlo para mantener aquella radiante sonrisa en su madre, sabía que aquella hermosa media luna se quedaría mucho tiempo más si accedía a los pedidos de su madre. La mayor tomó la mano del pequeño castaño y lo llevó a la sala principal con ella, al llegar HoSeok pudo ver a otro chico, se veía mucho más pequeño que él, seguramente ni siquiera sabía hablar aún.

—Ya llegamos —dijo con un tono cálido la madre de HoSeok llamando la atención de las personas que estaban en aquella enorme sala incluyendo al pequeño pelinegro—, HoSeokie, preséntate —la madre de HoSeok le dio un pequeño empujón hacia adelante, su padre lo veía con la misma expresión firme que lo ponía más que nervioso siempre

—Hola —dijo el castaño algo inseguro viendo los enormes ojos del pelinegro, esto era lo que más había llamado la atención de HoSeok, jamás había visto unos ojos tan grandes—. Soy Jung HoSeok, el príncipe de Artenis, mucho gusto —hizo una torpe reverencia, por la cual después sería regañado por su padre. Al levantarse vio con curiosidad al pelinegro, quería saber cómo sería la voz de aquel niño tan pequeño.

—Soy Jeon Jeongguk —respondió el pequeño pelinegro imitando la anterior acción del castaño, HoSeok se quedó viendo algo confundido, esperaba que dijera algo más.

—Él apenas tiene dos años, no sabe hablar muy bien aún, así que yo lo presentaré correctamente —dijo la señora que lo acompañaba, HoSeok lo vio algo sorprendido, incluso para un niño de dos años sin la educación que la realeza tenía había hablado demasiado bien, tenía que admitirlo—. Su nombre, como dijo, es Jeon Jeongguk, es el hijo de la líder de los guardias que han protegido a la realeza desde generaciones atrás —en ese momento HoSeok lo comprendió, no era que el niño quisiera conocerlo, lo habían llevado para cuidarlo, el pequeño castaño estaba más que seguro de que ese pequeño pelinegro en un futuro, cuando creciera, lo odiaría—, él quiere ser amigo de su majestad, HoSeok —el castaño volteó a ver a su madre, ella tenía esperanza en sus ojos, eso era lo que caracterizaba a aquella maravillosa mujer, toda la esperanza que podía tener incluso cuando nada quedaba.

—Bueno, HoSeokie ¿no quieres ir a jugar un poco con Jeonggukie? Puedes enseñarle los juguetes que tienes en el patio —dijo su madre con un dulce tono de voz

—Sí, mamá —dijo HoSeok alegre mientras le dedicaba una brillante sonrisa, Jeongguk al ver aquella sonrisa hizo lo mismo dejando a todos atónitos, HoSeok al notar la sorpresa de la señora que acompañaba al pelinegro se confundió, en cuanto su sonrisa cambió Jeon hizo lo mismo e hizo un leve puchero extendiendo sus manos hasta HoSeok, quien estaba aún más confundido

—Jeongguk jamás sonríe —dijo aquella señora aún sorprendida—, con el único que sonreía de aquella forma era con... su padre —Jeongguk siguió extendiendo sus brazos hacia HoSeok, pasaron unos segundos y el pelinegro comenzó a llorar removiéndose en los brazos de la señora—, y creo que quiere ir contigo, HoSeok.