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A pesar de ser invierno, sigue haciendo un poco de calor, claro que ya no como en el verano, pero lo hace y lo odio, odio el calor, así que el hecho de que haga frío en las mañanas es excelente para poder salir a correr tranquilamente y disfrutar de ese clima.

Después de desayunar una simple barra energética, salí de casa para poder ir a mi punto de partida de mi ruta de ejercicio.

No llevaba mucho corriendo, supongo que unos 20 o 30 minutos cuando mi música fue interrumpida por una llamada entrante.

Contesté la llamada, pero sin dejar de correr y con los audífonos puestos.

-Habla Isabel

-¿Estas corriendo? –preguntó Jess

-Sí

-Pues lamento interrumpir tu tiempo libre, pero, tenemos un nuevo cadáver

-¿Ni en Diciembre se detienen? –me quejé

-Lo siento, pero no

-Está bien –suspiré mientras paraba y me daba la vuelta para regresar por donde había venido –llego en una hora

-Date prisa

-Bien

Colgué el teléfono y por lo menos aproveché a completar mi tiempo de ejercicio corriendo de nuevo a la salida.

Regresé a casa para darme un baño y cambiarme de ropa, algo cómodo, los días en el trabajo son agitados y llevar ropa incomoda no es una buena opción.

Me di un baño y cuando salí me puse unos pantalones grises holgados, unos tenis blancos y una blusa de cuello color negra, más un abrigo gris y una bolsa pequeña negra. La barra energética fueron buena idea antes del ejercicio, pero al haber sido un pequeño desayuno, ahora ya tenía hambre, pero lamentablemente no tiempo, así que simplemente tomé una pieza de pan y me preparé un café que puse en un termo para poderme ir. 

Cuando llegué a la oficina, dejé mi auto en mi lugar de estacionamiento y entré al lugar con mi gafete a la vista de todos, con mi café en una mano y mi pieza de pan en otro.

-Hola –saludó con una sonrisa Jess quien venía hacia mí con una bata puesta, con su gafete a la vista y una tabla de plástico negra en la mano con una hoja

-Hola

-¿No desayunaste? –miró mi comida

-No muy bien

-Bueno, no es un caso muy gráfico el que tenemos hoy

-¿Puedo comer sin vomitar?

-Puedes, tranquila

Ambas caminamos hasta mi oficina, donde dejé mis cosas en el escritorio y me senté en mi silla mientras ella se sentaba en mi escritorio.

-¿Qué tenemos esta vez? –pregunté antes de darle un mordisco a mi pan

-No sabemos muy bien, lo notaron ayer a las 7 de la tarde en la playa, una pareja que paseaba lo noto, pero pensaron que era un borracho, así que no le tomaron mucha importancia, dijeron que se les hizo raro verlo con traje y buenos zapatos en la playa, además, tenía una mano levantada al cielo, como si quisiera alcanzar algo

-¿Nombre?

-No, solo llevaba consigo unos cigarros, unos chicles, un peine, fósforos, un billete de autobús usado, uno de tren y su cigarro en la oreja

-¿Sin identificación?

-Sin ella, ni rastros de alguna

-¿Un asalto? Es normal que a los borrachos les roben la cartera cuando no están en sus cinco sentidos –tomé de mi café

-Pues, probablemente pueda ser eso –se bajó de mi escritorio –de todos modos, ahora mismo están examinando la ropa y el cuerpo

-Pude haber desayunado con tranquilidad en casa ¿Sabes?

-Lo siento –sonrió –pero yo no pedí que vinieras, lo hizo el jefe

-¿Por qué?

-No lo sé –levantó los hombros –dijo que quería hablar contigo en su oficina

-Como si no recibiéramos cadáveres todo el tiempo

-¿Entregaste el reporte del último caso?

-Lo hice, no tiene por qué molestarme esta vez

Ese hombre era una persona intensa, todo el tiempo pedía cosas y las quiere en cuestión de minutos. Es una persona muy sabía en su trabajo, pero demasiado fastidioso.

-Vamos –suspiré –prefiero comenzar ahora que tener pendientes al final del día

-Te avisaré cuando consigamos las demás cosas

-Bien

Jess tomó su camino y yo el mío a la oficina del jefe.

Antes de abrir la puerta, llamé tres veces suavemente hasta que escuché su voz.

-Me dijeron que quería verme –dije en cuanto entré

-Sí... am –parecía estar muy concentrado en los papeles que tenía en las manos –tendrás un compañero, un aprendiz

No es que odie a los aprendices, odio enseñarles, no soy buena enseñando y es fastidioso tener como mi sombra a alguien que este preguntando todo el tiempo cómo hacer las cosas, y menos ahora que tenemos un caso.

-Bien –dije algo decepcionada, hubiera preferido que me encargara más trabajo, mil veces prefiero más trabajo que un aprendiz

El jefe detuvo su atención de sus papeles y miró el reloj de su muñeca.

-Probablemente él ya este afuera –levantó la cabeza -¡Aprendiz! ¡Entra!

La puerta se abrió en cuestión de segundos dejando entrar al aprendiz.

No.Puede.Ser

-¿Por qué él está aquí? -pregunté pero apreté los labios cuando me di cuenta de que lo había dicho en voz alta

-¿Se conocen?

El aprendiz me miró decepcionado también.

-Lamentablemente

-Sí, lamentablemente –dijo él

-Bueno –juntó sus manos encima del escritorio y nos miró con su clásica cara sin emociones -no me interesa su pasado, me interesa que tenemos a una persona en la morgue de la que no conocemos su nombre y ustedes dos, olvidaran los problemas del pasado y averiguaran quién es y qué le paso en el menor tiempo posible ¿Entendieron?

-Sí, señor -dije

-Bien, entonces creo que no hacen falta las presentaciones, pero sí les daré una advertencia

Namjoon y yo nos colocamos delante de su escritorio con las manos juntas por delante.

-Si me causan problemas, los dos –recalco la palabra los dos señalándonos a ambos –se irán a casa ¿Entienden?

-Sí, señor –dijimos al mismo tiempo

-Eso espero, ahora –tomó de nuevo sus papeles –salgan de aquí

Los dos salimos de la oficina del jefe y sin hablarnos, él me siguió hasta mi oficina. Cerré la puerta y me crucé de brazos esperando que él dejará de mirar la oficina y me mirará a mí.

-¿Qué haces aquí? –pregunté

-Trabajando

-No me refiero a eso

-¿Entonces?

-¿Por qué aquí? 

El hombre sin nombre (KimNamJoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora