Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
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Existen planes estúpidos, y luego está el plan de utilizar a otros para desviar sospechas. ¿En qué carajos estaba pensando al aceptar esta mierda?
Debo verla con otro todo el tiempo, debo ver a ese imbécil besarla, abrazarla y llenarla de caricias que se supone yo tendría que hacer. Sus asquerosas manos borran los rastros de lo que yo alguna vez toqué, dejando de seguro ese olor apestoso de perdedor que se carga.
Y como si eso no fuese poco, debo cargar a Candy a donde sea que vaya. Si antes era celosa, ahora mismo se está convirtiendo en una desquiciada.
—Pensé que ya que somos novios, podríamos vivir en un solo apartamento ¿Qué dices? Encontré uno que podría ser perfecto para comenzar desde cero y hablé con papá ahora que regresó, me dijo que...
—No viviremos juntos—le corto la fantasía dese ya. Me mira confundida unos cuantos segundos hasta que lanza una carcajada. ¿Qué coño es tan gracioso? —Tengo mi vida aparte de ti, no pienso vivir contigo.
—Bueno, veremos en unos cuantos meses si cambias de opinión—responde feliz, como si mi respuesta hubiese sido una completa afirmación. —¿Qué piensas de este vestido para la cena con mis padres?
—¿Qué cena?—pregunto confundido, desviando la vista de Hayden y el idiota de Jack.
—Te conté sobre la cena para presentarte a mis padres esta noche. No me digas que lo olvidaste, bebé. —comienza a hacer drama otra vez por algo que supuestamente olvidé pero estoy casi seguro de que nunca me lo dijo, de haberlo hecho me habría negado.
Ruedo los ojos cuando su drama innecesario comienza a captar la atención de los demás comensales.
—Iré, está bien—prefiero mantenerla feliz a tener que soportarla un puto minuto más haciendo escándalo por nada. Por primera vez en días la miro al rostro, notando una marca en su mejilla casi idéntica a la que tenía Hayden. —¿Qué te pasó en la mejilla?
De inmediato su mano va a esa zona, luce pensativa por unos segundos pero se recompone rápido sonriéndome.
—Un pequeño golpe, no es nada, bebé—murmura. Por primera vez desde que regresamos de Londres, se levanta dejándome solo en la cafetería de la universidad.
Llevamos días de regreso, casi una semana donde tuve que tragarme cada puto momento de Hayden con ese pedazo de mierda sin poder acercarme porque parece la puta plaga, se ha pegado a ella y se niega a soltarla así que no tuve muchas oportunidades para preguntarle sobre su marca, pero ahora que Candy me ha evadido, tengo más que claro que algo pasó entre ellas.
Ninguna quiere contarme al respecto, no quieren ni siquiera mencionarse una a la otra pero averiguaré que se traen entre manos.
—¡Qué milagro!—la voz de Chris me hace cerrar los ojos con fuerza. No soy de hacer muchos amigos, y de hecho no sé en qué momento me convertí en amigo de Chris, pues ahora cada que me ve, tiene que acercarse a molestar. —¿Dónde está Barbie y por qué dejó a Ken almorzando solo?
