⚜Día 5⚜

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Notas del capitulo:
•Este día es una mescla de Mpreg y un toque de los clásicos de Pets o mascotas, sin embargo no seres antropomórficos.

•Esta vez quise hacerles algo tierno, espero lo disfruten

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Que no pudiéramos hablar no significaba que no pudiéramos pensar, razonar y reflexionar como un ser con inteligencia, aunque no tanto como me gustaría o me sería conveniente, sino hubiera hecho algo al respecto mucho antes, pero había algo que me hacía quedarme, ¿qué?, no lo sabía, era tan poco inteligente igual que evitarme las penurias con complicaciones en las que me gustaba vivir, como si disfrutara, casi dolía pensar que para eso estábamos.

La vida era sencilla, monótona, pero agradablemente tranquila la mayoría del tiempo.

Descansaba en la cama un poco aburrido, ya se hacía tarde y lo adivinaba sin que hubiera una sola ventana en las paredes, suspiraba melancólico porque la persona que para mí lo era todo, todavía no regresaba, también tenía un poco de hambre además del fastidio por no hacer nada en todo el día, pero podía esperar pacientemente, la mayoría del tiempo llegaba cansado y con un poco de mal humor, no era bueno molestarlo durante esos momentos, pero no podía evitarlo.

Ansioso por su llegada, escuché el auto entrando a la cochera y al motor apagarse, salté de la cama y corrí a la puerta para recibirlo sentándome en el suelo a un lado, quería verlo, lo extrañaba, estaba ansioso por abrazarlo.

–¡Hazte para allá!, me tumbas– Exageré un poco precipitándome al rodear sus piernas con mis brazos, podía esperar, en la noche podía tener lo que quería.

Lo observé en silencio dejar una bolsa en el suelo que traía la cena y el saco de su traje en un perchero junto a la puerta, también sacar la corbata azul de su cuello impecable, se desvestía entre suspiros y eso me hizo suponer que el trabajo de hoy había sido muy duro, tanto como el resto, el amo siempre trabajaba hasta el cansancio, era admirable.

–¿No rompiste nada?– Por fin me saludó con una sonrisa que correspondí y negué con la cabeza, ya no era un niño, no me gustaba romper cosas, pero se había hecho una costumbre preguntármelo –Hoy llegué un poco tarde, había un tráfico espantoso, estoy muy cansado– Habló conmigo a la vez que movió los hombros desentumiéndose –Debes tener hambre– Un poco, pero no me impacienté.

Fui a la cocina anticipándome a sus pasos y lo esperé sentado en el suelo junto a la mesa a que cocinara algo para él y para mí, observándolo curioso de vez en cuando por encima de la mesa.

No teníamos suficiente valor y aunque no éramos baratos, no nos trataban mejor que a perros, muy suertudo el que podía comer en la mesa, suertudo era yo por comer a sus pies y que no me dejaba amarrado con una correa todo el tiempo que no estaba, ¿enojarme?, ¿por qué?, era suertudo, ¿no lo había dicho? malo sería ser eso, sólo una versión más grande y humana de un perro.

–Aquí tienes– Dejó el plato hondo frente a mí y no tardé en probarlo con la boca hecha agua, su olor era tan apetitoso, siempre terminaba primero, el amo comía muy despacio, si quería comer rápido, debería dejar de verme tanto.

Cuando terminé algo le causó gracia porque comenzó a reír y su mano se acercó a mi rostro, yo hice lo mismo permitiéndole tocarme y limpiar las comisuras de mis labios con una servilleta.

–Debería enseñarte modales– Siempre decía lo mismo, pero no tenía tiempo para hacerlo –No te eh dicho que tengas más cuidado, estás todo sucio, Sorrento–

Lamí sus dedos manchados y sus labios se tornaron en una sonrisa complacida antes de meterlos en mi boca y acariciar mi lengua con ellos, no sé qué tenía de especial, pero parecía como si le gustara tanto como a mí, se sentía bien, ya me había acostumbrado y que sus dedos tocaran mi paladar me fascinaba, daba un poco de cosquillas sentir las puntas presionando contra éste y por otro lado mi piel se erizaba por completo deleitándose del gustoso sobrecogimiento.

30 Dias De Otp (Kanento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora