Zack.
El gélido aire de la ciudad de Nueva York me golpea en el rostro despertándome de un largo sueño, al mirar el reloj que llevo puesto en la muñeca derecha me doy cuenta que son las ocho de la mañana. Mientras me levanto perezosamente del marco de la ventana, mis ojos poco a poco se van adaptando a la luz del sol y voy recordando el por qué estoy amaneciendo justo aquí, la respuesta es: porque me quede esperando que llegara, pero no paso, ella no llego a dormir de nuevo.
De repente alguien llama a la puerta así que me dirijo a la entrada frotándome los ojos y dando los últimos bostezos. Abro y no es más que ese chico de ojos marrones y cabello alborotado, mi mejor amigo Anthony.
—¿Qué hay Zack? ¡Vaya!, por lo visto ya estás listo para irnos, eso es algo muy extraño.
—¿Qué? — bajo la mirada y observo que estoy vestido igual que ayer.
—¡Tierra llamando a Zack! ¿Qué pasa?
—Nada, es solo que llevo puesto lo mismo que ayer, voy a darme una ducha rápida y a cambiarme. Espérame.
—Apuesto a que te quedaste dormido en la ventana, otra vez— dijo mientras se cruzaba de brazos.
Este hombre sí que me conoce bien, no por nada llevamos diez años de amistad. Ignoré su comentario y me dirigí a la ducha de inmediato, antes de escuchar el sermón de siempre.
—Zack, hey escúchame.
Al parecer no fui tan rápido porque su cuerpo ya está frente a mí, impidiéndome el paso.
—¿Sí? — respondo.
—Ya te dije mil veces que dejes de meterte en sus asuntos, a ti nada te debe importar lo que ella haga. Es solo tú vecina y la chica más zorra que conocemos— no evita ocultar una enorme sonrisa.
—¿Quieres callarte? No la vuelvas a llamar así.
—Pero...
—Pero nada, basta— no evito esconder la molestia que me causan sus palabras.
Estoy cansado de que todo el mundo la llame de esa forma. Haría lo que fuera para que dejaran de llamarla de esa manera, es cierto, no tiene un buen historial, es una de las chicas más populares del colegio y por eso tiene a un montón de chicos tras ella... ¿Y qué? Eso no significa que sea como todos la describen. Ellos no la conocen para juzgarla de esa manera. Yo tampoco la conozco, solo lo que mi ventana me permite ver, una chica que le gusta sentarse en uno de esos sillones pequeños a leer un libro o lo que parece ser dibujar sobre un cuaderno mientras toma una buena taza de café por como huele hasta mi departamento. Me encantaría conocerla más, llegar a donde nadie ha llegado, pero eso es solo un sueño.
Después de treinta minutos estoy listo para irnos a la escuela, nunca he sido de esos chicos a los que les gusta estar muy arreglados o con un cabello perfecto, me gusta estar limpio y presentable, solo trato de ser yo mismo. Un chico sencillo de diecisiete años que viene de Texas.
—¿Listo? — pregunto a Anthony al ver que se encuentro medio dormido en el sofá.
— ¡Sí! Que cómodo sofá tienes.
—Gracias, no lo ensucies— sonreí—. Vámonos, yo conduzco.
Salimos del edificio y nos dirigimos a esa vieja chatarra estacionada a la cual llamo auto. Es una vieja camioneta de color verde o, mejor dicho, con restos de pintura verde y que algunas veces su motor hace unos ruidos horribles.
—Zack, si esta chatarra se detiene a medio camino como la vez pasada, te golpearé y fuerte.
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TENÍAS QUE SER TÚ #1
Teen FictionDestino. Suerte. Coincidencia. Un castigo... Puede ser lo que hizo que las vidas de Zack Reynolds, un chico que vive ilusionado y Jade Wood, una chica que pensaba en todo menos en el amor, se encontraran. Provocando un torbellino de emociones en am...