31 días de AkaFuri 2020/2021

Espejo

Advertencia: No hay continuación de esta historia en particular. Así esta hecha.

A Kōki en un principio le había costado admitir lo que sentía. O más bien pensaba que lo que sentía no era más que miedo a la intimidante forma del pelirrojo.

Aquel ojo dorado era como el ojo de un león dispuesto a devorar una presa que se le pusiera por delante. Furi podía sentir eso, porque era sensible a las miradas ajenas desde pequeño.

De a poco y gracias a Kuroko se conocieron un poco más, su compañero de equipo solo quería que dejara de temerle a su ex capitán y que supiera que era tan humano como él.

Sin embargo Furi sentía algo raro, no sabia que era.

El tiempo pasó y a diferencia de lo que se podía imaginar sus caminos volvieron a atravesarse con la del pelirrojo. Ya en una misma oficina, siendo Akashi su empleador y Furihata un esforzado editor y escritor a la vez. A pasar de los meses se hicieron más cercanos, incluso bastante íntimos.

Ni siquiera imaginaron que algún día serian una pareja de novios, ni menos que a los meses terminarían por casarse.
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Se amaban era verdad, pero Furi siempre sintió algo raro, como que era observado incluso cuando estaba solo ¿Qué era? ¿Por qué sentía esa sensación de escalofrió cuando pasaba cerca del espejo enorme de la casa en Kyoto que quedaba cerca a la habitación de ambos?

Su amado Seijūrō era un hombre amoroso con él, era un hombre que siempre sabia lo que hacía y aunque a veces tenían sus diferencias nunca era algo por lo que no se hablaran por días. A lo más era algo que se resolvía con el sexo y nada más.

Cada que su amor crecía, esa sensación de ser observado para Kōki crecía, esa sensación de incomodidad ¿Quién podría mirarle de esa manera en que se sentía así de perturbado? Solo le había pasado cuando Akashi tenia los ojos heterocromáticos, pero ahora sus dos ojos tenían el mismo color. No tenía sentido sentirse así a esas alturas.

Cierto día le pareció ver una figura por el espejo, pero negó, lo más probable es que fuera su propia imagen, aunque cada vez le incomodaba más ese espejo y ahora más que estaba en el dormitorio de ambos. Empezó a taparlo de vez en cuando, cuando su pareja no se daba cuenta o creía que no se daba cuenta. Sobre todo, en las noches no quería ver su reflejo en aquel espejo, le asustaba. Era sumamente infantil aquel miedo se decía así mismo y sabía que si le contara a su esposo este se reiría por lo absurdo de lo que decía, porque era un temor absurdo infundado y lo sabía.

Sin embargo de nada servía tapar el espejo, al día siguiente siempre estaba destapado, incluso si Seijūrō hubiera tenido que dormir fuera por asuntos de la empresa. Además, ningún sirviente podía entrar a la habitación de ambos sin permiso.

Kōki más o menos se resignó a ver a ese espejo que le asustaba tanto y trató de hacer su vida relativamente normal y eso hizo.

Los días pasaban y parecía todo calmarse hasta uno en especial, uno que nunca olvidaría. Su pareja estaba fuera de casa, pero pronto llegaría. Furihata lo esperaba contento, esa mañana había sido recibido con un hermoso regalo de su pareja deseándole un feliz aniversario, algo que hacía tiempo quiso tener ahora estaba en sus manos y regalado por su persona favorita. Lo menos que podía hacer Kōki era prepararle una cena deliciosa a Seijūrō y una noche espectacular en la cama. Estaba preparando algo romántico en el dormitorio cuando recibió un mensaje de su esposo. Sonrió. Estaba bastante cerca de llegar. Le mandó un mensaje de voz diciendo simplemente: "Te amo Sei"

No esperaba la voz de Akashi detrás de él diciéndole "Yo también te amo Kōki" lo cual hizo que su corazón latiera emocionado, no pensó que ya estaba allí, no lo escucho venir ni sus pisadas, pero solo con querer verlo se volvió y ...no estaba él.

...Pero a la vez sí. Lo cual le hizo gritar sin saber que hacer.

En el espejo estaba la figura de Akashi, pero la versión de ojos heterocromáticos que le miraba fijamente sonriéndole de una manera algo demencial.