Único

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[🎀]

Jimin iba arrastrando a su mamá de la mano con toda la fuerza que tenía, era obvio que quería llegar cuanto antes al mini market, sólo que su mamá no estaba colaborando y en cada esquina que avanzaban se quedaba hablando con alguien diferente y eso ya le estaba frustrando.

—¡Mami, por favor! ¡Puedes caminar más rápido!— demandó el pequeño rubio enfurruñado agarrando a su mamá con más fuerza. En su mente él creía que estaba ejerciendo muchísima fuerza pero la verdad es que sus pequeñas manos gorditas sólo se sentía como tocar una masa blandita, por lo que no hacía mucha presión a la mano de su madre quien ahora le presto toda su atención y dejo de hablar con la señora de la esquina.

—Espera, cariño. Ya llegaremos, calmate.— dijo su madre con mucho cariño, su pequeño estaba ansioso porque llegaran antes.

—¡Es que tenemos que comprarle el regalo a kookie!— refunfuñó avanzado esta vez ahora que su madre había empezado a caminar correspondiéndole a sus jaloneos.

—Ay hijo, eso es lo que no entiendo. Es tú cumpleaños, él es el que debería darte un regalo, no tú a él.— le dijo su mamá con una sonrisa oculta. Y es que desde que el día de celebrar su fiesta de cumpleaños número ocho llegó, Jimin no había dejado de saltar de aquí para allá porqué vendrían sus amigos, pero sobre todo uno en especial y luego haber pedido ir a comprar un regalo para ese especial invitado. Ella sabía la razón, solo dejaba que su hijo explorara por su cuenta.

—A kookie le gustan mucho los regalos, cada vez que le doy uno sonríe y se pone rojito. Me gusta verlo sonreír y que se ponga rojito— admitió el pequeño con una sonrisa en su rostro.

La mujer no dijo nada, solo asintió y siguió sonriendo. Al cabo de unos minutos, muy largos para Jimin, llegaron al mini market donde vendían diferentes tipos de cosas, perfecto y convencional.

Jimin se acerco a la zona de dulces y paseo su vista por toda la enorme estantería buscando qué podría darle esta vez. Ya prácticamente le había regalado día por día la tienda de dulces completa, entonces sus ojos miel se posaron sobre una caja de leche de banana con dulces de leche condensada y banana, perfecto.

Sonrió y apunto lo que quería.

—¡Eso mami, eso es!

Su mamá llevo la vista ahí y asintió agarrando tres paquetes, cada uno traía tres potes de leche de banana con sus respectivos dulces, por lo que habían comprado nueve en total. Adicional su madre compro otras cosas que necesitaba y unos dulces para regalarle después, él no se quejo. Solo estaba ansioso por su regalo y ver al azabache para dárselo.

De regreso la cosa fue igual, su mamá se paraba y bueno ya no podía quejarse, tenía lo que quería ahora sólo debía esperar algunas horas para poder darle inició a su fiesta y ver a sus amigos y algunos familiares.

Había decidido que su fiesta sería en una piscina para niños de su edad, en secreto había pedido a su mamá que no fuera tan honda, él tenía ocho años pero su estatura era como la de un niño más pequeño y eso le dificultaba algunas cosas.

Todos decían que era tierno y parecía un mochi por sus mejillas rellenas y labios esponjosos, él se molestaba y lo que hacía era atraer más a la gente por ponerse rojito y verse aun más tierno, lo odiaba pero ser así también tenía sus ventajas, podía convencer fácilmente a todos.

Sobre todo a uno en especial. Para Jimin, Jungkook lo era todo, desde que lo vio por primera vez en el jardín de niños no pudo evitar dejar de verlo, le llamo mucho la atención esos ojos grandes y rasgados de bambi, su boquita pequeña pero a la vez esponjosa, sus dientes y sonrisa de conejo y su gran timidez.

Mi kookie¹✵Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora