No estaba prestando atención a su entorno, no lo había hecho en los últimos 3 días más que en pequeñas instancias. Todo a su alrededor siempre era igual, por lo que nada captaba su atención; hasta ahora. Quedó sorprendida al observar como un soldado entraba en su celda, ¿qué iban a hacer? —“¡Ey!, ¡Suéltame!"— Intentó quejarse, pero fue inútil ya que el soldado que la trataba no entendía una sola palabra del francés; aún así podía imaginarse que se estaría quejando por su tono. De cualquier manera lo que ella dijera caería en saco roto.
La amarraró por las manos y la sacó torpemente de aquel lugar, escoltado por un buen puñado de guardias. —"¿Qué ocurre?, ¿a dónde me llevan?" — preguntó de cualquier manera, aunque asumiera que nadie le iba a responder. Para su sorpresa, entre los otros soldados, se encontraba el hombre que el primer día le había demostrado ser bilingüe— “Estas siendo transferida" — El resto de muchachos no interrumpieron la conversación, no sabrían qué estaría diciendo, pero conocian a William, él nunca estaría diciendo algo fuera de lugar y probablemente estaba únicamente informando de la situación. —"¿Transferida?, a que te refieres?"— ¿Acaso la estaban cambiando de celda?, ¿Pero para qué?. Con suerte sería una celda mejor. Eso asumiendo que este hombre dijera la verdad.— “Mira, cada 3 días te van a cambiar de cárcel para que el enemigo nunca sepa donde estás, te vas a quedar con nosotros una buena temporada reinilla."— Lo que le faltaba. En el fondo de sus esperanzas esperaba que recibiera ayudas de sus fuerzas armadas, o de quien fuera, la verdad, cualquier hombre con una bandera francesa y ganas de ayudar sería muchísimo más que lo que ya tiene, pero parece que sus posibilidades de huir se hacen cada vez más pequeñas. ¿Cómo va a poder marcharse cuando tantos soldados la rodean?.
Marchando al unísono, por los pasillos, son detenidos por aparentemente una figura de mayor autoridad, o eso pudo asumir la reina por su distinta vestimenta y la reacción de los soldados, que aunque respetuosos, parecían confundidos por su aparición. No podía saber que les estaba diciendo, pero sonaba como si les estuviera regañando, o tal vez corrigiendo, incluso llegó a mostrarles rápidamente un documento escrito; tras todo esto procedieron a entregarle a Maria a este misterioso hombre, como si de un objeto valioso se tratara.
Aun resignada, la mujer decidió no darle muchas vueltas al asunto, no importaba quien fuera que la llevara a su nueva cárcel, estaría perdida de una manera u otra. Los pasillos de este sitio se veían todos igual, innecesariamente largos, mal iluminados, y para añadir a su mala suerte, con el tiempo que ha estado encerrada, cuando por fin puede ver una ventana al exterior, es de noche, únicamente la leve luz de la luna se roza contra los bordes de la polvorosa cárcel, pero en contraste a la casi absoluta oscuridad de el entorno, el brillo destacaba como una estrella en el firmamento.
—Como único intento, intentó sacudirse lo que pudo, si podía al menos intentar huir, valdría la pena, no es como que lo fuera a lograr, pero intentarlo ya era algo, podría dormirse en su próxima celda pensando que lo ha intentando, pero fue sorprendida por una respuesta murmurada del hombre que la sostenía— “Shh, Su Majestad, vengo en nombre del rey, voy a necesitar que coopere si quiere volver a Versalles sana y salva, palomita"— Se hubiera quedado completamente quieta de no ser que se debía seguir moviendo, aquel sujeto casi no soltaba ningún sonido pero pudo oírlo alto y claro; las paredes creaban mucho eco así que era mejor evitar problemas, siendo asi, la reina se limitó a asentir nerviosamente con la cabeza con la intención de cooperar. No se lo podía creer, ¡habían enviado a alguien!, no debería estar sorprendida pero lo estaba, estos días se había quedado resignada en que se iba a quedar atrapada allí hasta que resolvieran el asunto diplomático; pero no, aquí estaba siendo escoltada por un soldado francés. Sentía como su corazón latía con emoción al mismo tiempo que tenía que fingir que estaba resignada y triste de ser transportada. No sería la mejor actriz pero hacía todo lo que podía.
Los pasillos de aquel lugar parecían no acabarse, no sabía si se debiese a que el edificio fuera particularmente largo, o a que por alguna razón este espía estaba dando vueltas por ahí, que no parecía plausible, de cualquier manera no parecía que fueran a salir de allí pronto.
Cada vez más cerca, comenzó a oír pasos acercándose a toda velocidad, no sería uno, ni dos hombres, sino al menos un grupo para que se oyera así. Pudo notar como gritaban algo en la distancia a ellos, mientras el soldado francés aumentaba la velocidad al punto de que acabaron corriendo. Desgraciadamente, como la reina no es ninguna atleta, no podía seguir el ritmo, y aquel hombre tuvo que tomar una decisión. En los pocos segundos que le quedaban le dijo a la reina que corriera hacia la bifurcación de la izquierda, que allí mismo encontraría la salida; también mencionó algo más pero por lo rápido que iba todo la mujer no llegó a oírlo bien. De cualquier manera empujo levemente a la dama en esa dirección antes de empezar a correr en la otra, gritando “POR AQUÍ ESTARÁ LA SALIDA" en francés en una voz sorprendente femenina probablemente intentando imitar la de la reina.
De cualquier manera no había tiempo para pensar, debía únicamente correr y confiar en la palabra de ese hombre. La oscuridad no ayudaba, pero relativamente pronto encontró la tan deseada salida que estaba buscando. Aún estando afuera no tenía tiempo que perder, podría existir la posibilidad de que la buscaran también por esa salida, así que debía alejarse de aquel lugar lo antes posible. Junto a esto se une el hecho de que estaba lloviendo y que un resfriado ahora mismo es lo último que necesita, por lo que necesita refugio y lo necesita ahora.
Alzó la mirada y encontró una zona comercial, parecía la mejor opción por ahora. De momento no le quedaba otra opción que dirigirse hacia allá.
[Ve al capítulo 6] (disponible próximamente)
ESTÁS LEYENDO
Amor & Guerra
FanfictionElige tu propio destino. Al estilo de "Elije tu propia aventura" con múltiples finales y diferentes elecciones para el lector, controlarás el destino de Maria Antonieta y Luis XVI, y con ellos el de Francia. Durante la guerra de independencia de la...