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— Listo

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— Listo. ¡He acabado! ¡Ya dejame ir~! —

Pidió una chica de cabello largo. Solo le importaba irse a su hogar para hacer sus tareas y también darle de comer a su hámster “Cañón negro” ese era el nombre del animal. No le gustaba para nada limpiar los sanitarios, pues, era alguien floja a pesar de solo barrer unos momentos. Antes el espectro no la dejaba irse si no hacía algo y como siempre Kou estaba allí apoyándole y ayudando en la limpieza del mismo.

Ya se esperaba un sermón o algunas palabras pervertidas por parte de este ya que era común que eso pasara y ella chillara como una niña pequeña mientras seguía barriendo sintiéndose prisionera al tener aquel cargo, solo por un error que cometió.

— Bien. Hazlo, de igual manera está más limpio. Pero, si te dejo salir temprano... Trae donas para mi, ¿si? —

Asintió de manera frenética ante la negociación de su bromista amigo. Comenzó a quitarse los guantes y demás materiales que utilizaba cuando limpiaba. Se sacudió un poco la falda.

— ¡Nos vemos mañana! —

Ambos se despidieron como debían y luego de eso la habitación se quedó en silencio.

El rubio sin mucho que hacer comenzó a guardar lo que él había usado para así comenzar a dirigirse a su báculo más fue detenido al ser tomado del brazo.

Con brusquedad se deshizo del agarre y no se giro comenzando a caminar de nueva cuenta a su arma sellada.

— Niño, mírame. —

— No quiero. Ya déjame en paz. Tengo mejores cosas que hacer a estar a tu lado un minuto más. —

Estaba a punto de tomar su reliquia dorada más se quedó quieto al notar como alguien más la había tomado viendo hacia abajo notando unos zapatos negros junto a el pantalón del mismo tono.

No quería elevar la mirada, no lo haría.

— Niño~ —

El rubio sintió una temperatura baja en su mentón, intento poner resistencia para no ser obligado, más la fuerza que ejerció el contrario fue lo suficiente para al fin hacerle verle a la cara.

Sus ojos zafiros solo observaban aquel gran agujero negro en el pecho contrario teniendo otras aberturas más pequeñas siempre dejando un fluido de color negro goteando. Los ojos ámbar estaban sumidos en la oscuridad dejando un negro total mientras una sonrisa maliciosa acompañaba su fino rostro.

Fue nuevamente obligado, más esta vez fue a acercarse ya que el otro tomo su cintura y lo acerco de manera brusca.

Ambos rostros estaban cerca y Kou comenzó a temblar, mientras su estómago sentía unas vibraciones, y no, no eran aquellas “mariposas”, eran simplemente nauseas, pues le repugnaba ver a el espectro de aquella manera.

— Oh~ ya te dio miedo~ tiemblas como si fueras una gelatina que simplemente me dan ganas de comer~ —

— A-Aléjate... —

Escucho decir bajo a Minamoto tratando de ignorar su mirada mientras seguía temblando con más fuerza.

Ya había tirado antes el arma de Kou, no tenía nada con que defenderse y aunque la tuviera, no le haría daño de alguna forma.

Su mano acarició la mejilla contraria admirando como ese chico respiraba de manera agitada.

Dio un beso en los labios contrarios sintiendo como no era correspondido. Eso... Le molestaba bastante.

Con su otra mano apretó con fuerza la cintura contraria soltando un claro quejido de parte del rubio, quien al abrir la boca le dio paso a meter su lengua áspera recorriendo cada lugar de la cavidad bucal del menor.

El pequeño exorcista ya había comenzado a derramar lágrimas mientras seguía temblando, estaba cansado de estas situaciones. Ya no lo soportaba.

Sus manos se posaron en el pecho contrario, o lo poco que quedaba de el, sintió la viscosidad y eso le dio más repulsión. Separo con fuerza a el otro respirando de manera agitada acercándose a tomar su arma.

— ¡Te dije que te alejaras! —

— ¿Oh? Así que aún intentas hacerte el fuerte. Estúpido, eso eres. Intentas cambiar un destino que no tiene remedio... Era de esperarse... De un... Niño. —

El de hebras amarillas retrocedía mientras veía como el espectro se acercaba con bastante jugueo hasta él. Volvió a ser tomado de la cintura y la otra mano fría comenzó a zafar su corbata.

Había huido las demás veces solo consiguiendo un beso por parte de ese horrible espectro, más ahora parecía que ese que considero un “buen espectro” en algún momento ahora solo se empeñaba en intentar avanzar con lo que hacía.

— N-No... S-Si lo haces yo... —

— ¿Me acusarás con tu hermano? —

Terminó la frase con una burlona sonrisa en sus finos labios notando como el otro solo bajo la mirada, había tenido razón.

La mano que se encontraba en la corbata del alto solo se poso con fuerza contra la pared agrietando en donde había golpeado. Río de manera burlona y beso nuevamente a el vivo, quien seguía sin corresponder mientras seguía con sus temblores.

No fue largo así que al haberse separado solo relamio sus labios y volvió a sonreír.

— ¿Sigues con la misma amenaza? Vamos, te reto. Ve ahora mismo con él, estoy seguro que querrá escucharlo. Pero... Sabes que a Yashiro puedo matarla cuando me plazca, su vida esta en juego más de la cuenta~ Esa estúpida cabeza hueca no te creerá ya que esta ciegamente entregándome su confianza a mi, no a ti. Si yo desaparezco a ella le importará y te odiara por toda la eternidad... No quieres eso en tu conciencia... ¿Verdad? —

Se deleitaba con la expresión contraria, de claro miedo y horror, le parecía patético. Al fin volvió a ver las lágrimas resbalar por aquellos ojos celestosos. Satisfecho, eso estaba.

Se aparto soltando al contrario notando como al solo alejarse un poco el menor tomó el arma y sin más corrió hasta la salida quedándose unos momentos en la puerta al no poder abrirla. Suspiro y dejó que se abriera sola captando como el exorcista se fue con rapidez.

Se sentó en el marcó de la ventana y su cuerpo lleno de agujeros volvió a quedar cubierto con telas, dejando a aquel farsante en el que todos creían, solo él era testigo de las expresiones de Kou, sobre todo que lo tenía como su esclavo.

Yashiro ingenua, prefería creerle a él que a el rubio. Algún día se lo agradecería.

 Algún día se lo agradecería

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ғᴇᴀʀ [ʜᴀɴᴀᴋᴏᴜ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora