You and Me

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Dos pequeñas colonias se encontraban corriendo en un vasto prado, para estos no existía nada más en esos momentos que ellos, el mundo de cada uno giraba en torno a su compañero, entre risas y miradas corrían de un lado a otro y lo mejor es que no necesitaban hablarse para saber lo que el otro quería decir o sentía pues su vínculo era demasiado profundo, sincero pero sobre todo era fuerte tanto que podría causar la envidia de quienes no lo entendieran, era simplemente inexplicable e incomprensible la clase de conexión que había en esos pequeños y aun para aquellas dos figuras imponentes que a lo lejos observaban era imposible de ver la inocencia de ese amor que estaba vivo en sus corazones, llegándolo a considerar una posible amenaza...

—Please, please don't leave me alone New Spain- decía uno de los pequeños con lágrimas cayendo de sus ojos y aferrándose al cuerpo contrario

—Trece, aunque me duela debo hacerlo pues solo así nos protegeré a ti y a mí, te prometo que cuando esto termine te buscaré y espero verte convertido en alguien fuerte... ¿harías eso por mí?- el otro aún entre hipidos asintió

—Me volveré alguien fuerte y así te protegeré- el otro limpió las lágrimas de su contrario para posteriormente depositar un beso en su frente y luego juntarlas.

—te amo mi querido trece colonias...

—Yo aún más mi preciado Nueva España

Tras aquel encuentro y separación pasarían años para que ellos se volvieran a encontrar, tal vez demasiado, ambos cambiarían a su manera entre guerras y conflictos tanto externos como internos y aquella promesa se mantendría solo viva en sus recuerdos. Finalmente llegó el día en que se reencontrarían, que lástima que no precisamente de buena manera, ambos habían cambiado bastante cada uno ya era una nación independiente, Estados Unidos de América y Estados Unidos Mexicanos se encontraban en el despacho del segundo.

—Cuanto tiempo viejo amigo

—I can say the same (puedo decir lo mismo)

Tenían miedo, miedo de que la Guerra que había entre ellos los separa de manera definitiva, no lo demostraban, cada uno se mantenía lo más firme posible ante su adversario.

—Es una lástima que no quieras ceder Nueva España...

—¡Mi nombre es México cabrón! y no, no lo haré, voy a pelear hasta que el último de mis hombres se mantenga en pie—USA lo miró con superioridad aunque internamente le dolía estar haciendo eso pero su padre así lo educó, no debía mostrar debilidad aún si su adversario fuese su amado amigo.

—Estas cometiendo un terrible error mi querido amigo— tomó bruscamente el mentón del mexicano obligándolo a mirarlo a sus ojos negros y azules sonriendo ladinamente –No me obligues a exceder mi fuerza y ríndete.—aunque pareciese extraño USA realmente le estaba haciendo un favor pues no quería seguir lastimándolo pero ¿Cómo obligas a un descendiente de guerreros a que deje de batallar?

—¡Jamás!— lo apartó bruscamente –Te extendí mi mano y te aprovechaste de mi hospitaldad... ¡confié en ti! Y mira como me pagas, las consecuencias de este conflicto quedarán en tu memoria y créeme que las cosas entre nosotros cambiarán.

Al estadounidense le dolía escuchar eso pero no más que al latino quien con todas sus fuerzas estaba conteniendo sus lágrimas, aquel a quién tanto amaba le había traicionado, esa sería su última plática pues posteriormente sería la toma de Chapultepec, México veía con rabia como en aquel castillo ondeaba la bandera de su adversario, lo odiaba pero aun así siguió de pie, dando batalla a quien poco a poco se transformaba en una imponente potencia, Estados Unidos quedó fascinado ante la fuerza que este poseía y envidiaba que el a pesar de todo seguía aguerrido y firme, eso lo enamoraba más y más cada día. Aquel fatídico día llegó, por un simple descuido perdió parte de sus tierras, quedó debilitado y con múltiples heridas, su adversario sonrió ante su victoria y a pesar de que él también estaba dañado gracias a los nuevos territorios se recuperó más rápido, el mexicano se despidió de los que alguna vez fueron sus estados.

AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora