Soy Tuyo

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Finalmente, la pócima estaba completa; las espadas que se habían perdido finalmente volvían a estar unidas después de tantos años separadas una de la otra.

Le dio una mirada agradecida al pequeño humano que se había adentrado a sus dominios, gracias a él, la espada de Zichen había llegado a sus manos.

Una sonrisa suave apareció en sus labios, mientras comenzaba a cantar una pequeña melodía de tiempos de antaño. La luz brilló, envolviendo cada rincón de su castillo lunar; el oro envolvió los salones y pronto, los mismos, se transformaron en ese bosque antiguo donde había residido con su único amor.

Sus ropajes elaborados cambiaron a una simple túnica blanca, sus cabellos negros fluyeron libre por su espalda, como si fueran una cascada.

你生生世世

(Deja vivir por siempre)
絕期的愛
(A este eterno amor.)

Always and forever, in this heart of mine

(Siempre y para siempre en este corazón mío.)

De su boca salieron las primeras estrofas de aquella canción escrita en el pasado. Muchos años habían transcurrido desde que las había pronunciado por última vez, pues su ser amado no estaba con él para completarla.

Pero esta vez sería diferente. Él volvería y juntos podrían cantarla, una y otra vez, perdiéndose en un vals eterno, como lo habían hecho en el pasado y como lo harían en un futuro.

Esperó pacientemente a que su esposo apareciera, pero el tiempo parecía moverse lento.

Un nudo invisible de miedo se instaló en su estómago, los nervios florecieron en su piel ¿y si algo salió mal? ¿y si él no venía? ¿qué tal...? No, debía confiar. Al fin de cuentas, cada paso del ritual se siguió al pie de la letra: la pócima de amor, la espada de Zichen, el festival lunar; todo se hizo tal cual se debía, no podía fallar, no podía...

許你生生世世

(Deja vivir por siempre)
期的愛
(A este eterno amor.)

La voz, un poco más grave que la suya, lo sacó de su propia mente negativa. Levantó su cabeza, observando la figura de su amado caminando lentamente hacia él; los rayos de luna envolvían su cuerpo, iluminando aquellas túnicas negras que siempre había portado en vida, los mechones oscuros se balancearon con el viento mientras se acercaba más y más a él.

—Song Lan —susurró, reprimiendo el pequeño sollozó de alegría. Finalmente...

Always and forever, in this heart of mine

(Siempre y para siempre en este corazón mío.)

Ya no pudo soportarlo más y corrió hacia él, abrazándolo con fuerza. Soltó un suspiro de alivio al poder recargar su cabeza contra su fuerte pecho, pudiendo inhalar de nuevo ese aroma tan característico de Zichen, el de un bosque en plena lluvia.

Longer than the heavens and the stars that shine.

(Más largo que los cielos y las estrellas que brillan)

Su mirada se posó en Song Lan, su mano tocando aquella mejilla, de nuevo, cálida. Sintió su pecho llenarse de amor, pequeñas lágrimas de alegría bajaron por sus mejillas.

Él estaba aquí, de nuevo, a su lado; cálido, calmado y callado, su hermosa nieve distante, su perfecto esposo, su ser más amado.

相思情難耐

(El dolor del mal de amor es insoportable)
願與你同在
(lo que yo deseo es estar contigo)

I am yours, I am yours forever

(Soy tuyo, soy tuyo por siempre.)

—Song Lan — habló, su voz cargada de sentimientos. Alegría, amor, felicidad —Estas aquí, de nuevo.

Su amado sonrió. Oh, como había extrañado esa pequeña sonrisa, apenas perceptible para quién no podía ver más allá, pero tan cargada de sentimientos para aquel que sabía buscar.

—Mi luna clara con su brisa fresca — él le habló, sus brazos rodeándolo en un abrazo. Aquel toque era real, no era un sueño, no era una ilusión nacida de su dolor. —Mi dios lunar.

Soltó risas ante esas palabras. Las mismas que se pronunciaron en su matrimonio, repetidas en el nacimiento de sus hijos y finales cuando aquella espada atravesó su pecho.

—Has vuelto a mí, finalmente— su corazón iba a explotar de tanta emoción. Su esposo, aquel mortal que le había robado su corazón, estaba de nuevo frente a él. —Te extrañado tanto, tanto mi Song Lan.

Al verle de nuevo, notó extrañado la mirada resignada en aquellos ojos oscuros.

—¿Por qué...? —sus ojos se abrieron al sentir que el abrazo perdía su fuerza. Observó al alrededor, horrorizándose al ver la figura de Zichen comenzar a desvanecerse. —No, no, esto no debía pasar —su mirar comenzó a nublarse.

—Xingchen, no pertenezco aquí— el pulgar de su esposo se deslizó por su rostro, secando las gotas de agua que caían— Eres un dios y yo fui un mortal. Mi cuerpo descansa bajó tierra y mi alma no puede llegar a tus dominios, lo sabes A-Chen.

— ¡No puedes dejarme, dijiste que no lo harías, me lo prometiste! — la ira empezó a fluir por sus venas ¿por qué debía perderlo de nuevo? golpeó el pecho de Song Lan con fuerza. El llanto empezó a emerger de él — ¡Me prometiste que estaríamos siempre juntos! ¡No me abandones, no otra vez! —Pidió, sintiendo aquellas manos, frías de nuevo, tomando sus muñecas.

—Shh, A-Chen. No puedo quedarme, aunque así lo deseara— ¿por qué siempre tenía que sonar tan sabio? ¿no sentía el mismo dolor? —Así como el día da paso a la noche, la vida da lugar a la muerte. Es inevitable, es el destino de los mortales, mi dios lunar; debes aceptarlo para seguir adelante.

—No no no— habló, sintiéndose desesperado— ¿Cómo podría aceptar tu ida? No debía ser así. Tu debías ascender conmigo, junto a los niños; seríamos una familia por la eternidad— el dolor se instaló en su ser, le estaban arrebatando a su familia de nuevo.

—Xingchen — Song Lan parecía tan tranquilo mientras se desvanecía — Somos una familia, ellos aún siguen físicamente a tu lado — rechazó aquellas palabras, aferrándose a lo que quedaba del cuerpo ajeno —Aunque no esté aquí, mi amor nunca te ha dejado. Ese amor puro, verdadero y eterno; mi dios de la luna, no puedo quedarme, pero mi esencia permanecerá a tu lado hasta el final de los tiempos —negó ante el beso en su frente, sabiendo lo que significaba aquello.

Cayó de rodillas cuando la figura de su esposo se desvaneció en el aire, dejando detrás solo aquel aroma de bosque lluvioso.

Lloró desconsolado, sus manos en el suelo. Podía oír pasos acercándose a él, pero no podía importarle menos.

De nuevo lo había perdido. Otra vez su esposo se marchó de su lado para volver al reino de los muertos.

¿De qué servía ser un dios, si su amor no podía ascender a su lado? Su reino, su poder... ¿Qué importaban, si eso no lograba hacer que Song Lan se quedará con él?

Dejó brotar su pena y tristeza de nuevo, llenando su castillo de oscuridad y frío.

Que su morada reflejara su interior al verse alejado de forma eterna de su amor.

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Tuyo por siempre (Dios de la Luna Xingchen x Mortal Song Lan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora