Omnisciente.
Se vistió con la ropa más linda que tenía y salió camino a la plaza en la cual se iban a juntar con su novia. Agustín y Romina cumplían nueve meses saliendo, para festejar se encontrarían en la plaza como punto medio y ahí decidirían que más harían o a dónde se dirigirán.
El camino fue tranquilo, con los auriculares escuchando a algún rapper yankee como todos los días, concentrado en la calle y pensado lo bien que pasó los últimos meses con su chica aunque al principio no haya sido así para él.
Después de un rato llego a la plaza donde, en teoría, lo esperaba Romina sola. Pero no, estaba acompañada por un chico, no le dio mucha importancia, tal vez solo seria un amigo que no había conocido aunque sería raro después de salir durante tantos meses. Se concentró en lo linda que se veía su novia con la ropa que traía puesta, un jean clarito, una campera abrigada por el frío que se sentía en pleno invierno y el pelo recogido de forma desprolija.
Iba caminando con una sonrisa hacia ellos hasta que vió como su novia se aproximaba a aquel chico para besarlo. Instantáneamente se le borro aquella linda sonrisa y se quedó estático, no podía procesar que Romina, la chica con la que salia hace meses, se estaba besando con otro chico en el misma plaza donde habían acordado verse para festejar su cumple mes.
- Agus, ¿Que haces acá?- La voz de Romina lo saco de su trance. -No nos juntamos hoy, ¿O si?- Consultó levantándose banco para acercarse a él.
- Organizamos el martes- Habló por inercia Agustín. -Hoy cumplimos nuev..- Dejo la frase en el aire y negó con la cabeza. Ya sabía que todo se había terminado y no valía la pena explicarle algo a alguien a quien nunca lo quiso.
Seguro que ella estaba tan feliz por eso, estaba con otra persona. Él no podía ser la felicidad de nadie.
- Ya está- Susurró antes de girar sobre su propio eje y volver por el camino que había hecho anteriormente. Cuando Romina ni siquiera intento frenarlo, supo que esos nueve meses no sirvieron para nada, solo lo alejaron de la persona que amaba en su momento.
De camino a casa de Valentín, dejo caer unas lágrimas, no quería estar solo en este momento. Agus siempre fue un chico muy sensible, todo le afectaba, aunque se lo guardaba, por dentro dolía y lastimaba, por ese motivo nunca le gustó estar solo cuando estaba triste, era mejor sentirse acompañado y que mejor que ir a la casa de su amigo que siempre sabía cómo consolarlo o eso intentaba.
Por otro lado, en dirección opuesta por dónde caminaba Agustín, estaba Daniel en una cafetería con esperando a su novia. Estaba vestido con su mejor ropa, peinado bien prolijito y hasta perfumado esperando a Catalina.
Hace más de media hora había llegado. Cata todavía no aparecía y eso que el llego cinco minutos tarde. El mozo se acercó dos veces a la mesa de Daniel para pedirle la orden y el repetía que lo espere un poco más, que su cita estaba por llegar pero eso lamentablemente nunca sucedió.
45 minutos después de espera, el celular de Daniel vibro y la pantalla de iluminó dejando ver un mensaje de Cata mi amor.
'Daniel, ya me cansé de estar con vos, me aburriste. Te pido por favor que no me busques'
18 palabras bastaron para que el corazón de Daniel se rompiera por segunda vez en el año. En cinco meses de relación aprendió a querer a Catalina y en ella encontró un poco del amor que necesitaba al estar lejos del chico que él quería.
Se quedó un momento en el bar intentando asimilar lo que acababa de pasar y después salió. Casi corriendo llego a la casa de Valentín, no se dio tiempo ni siquiera de recuperar el aire, tocó el timbre desesperado para que alguien le abra la puerta.
