Capítulo 5: Helado favorito.

2.2K 339 97
                                    

🌾 Shikamaru 🌾

Miré con cansancio los ejercicios de economía que estaban anotados en mi cuaderno. Sabía hacerlos a la perfección, pero el solo pensar en todo lo que tardaría me daba pereza.

Observé a Naruto, que ya llevaba más de la mitad de sus ejercicios combinados finalizados a la perfección, sin error alguno. Era realmente inteligente. Sus ojos azules me miraron con curiosidad y tomó su nuevo cuaderno, que era color blanco con duraznos naranjas, porque el otro ya lo habíamos completado y comenzó a escribir.

"Solo faltan veinte minutos para que la clase acabe ¿No vas a hacerlos? ¿Hay algo que no entiendas?"

Negué, sonriendo con ternura ante la preocupación genuina del rubio.

- Todo está bien, solo tengo pereza.- expliqué en un susurro. Su ceño se frunció levemente ante mi vagancia, sabiendo las consecuencias que me traería con el maestro no entregar la tarea a tiempo.

"Debes hacerlo, Shikamaru. No dejes bajar tus notas, idiota."

Miré levemente sorprendido el insulto que se encontraba escrito en el papel y luego desvíe mi mirada a Naruto, que volvía a estar concentrado en su hoja. Suspiré leve y decidí comenzar con los míos, no tomaría tanto tiempo después de todo.

Cuando la hora finalizó, ambos habíamos entregado los trabajos sin error alguno, obviamente. Los ejercicios no eran difíciles ni mucho menos, pero uno debía separarlos por partes y hacer solo uno te ocupaba media carilla del cuaderno, era tedioso.

"¿Quieres que vayamos por pan?♡"

Con una sonrisa gentil Naruto tendió el cuaderno hacia mí. Sonreí, sabía que no le gustaba el pan relleno de la escuela, pero a mí sí. Posiblemente sea su forma silenciosa de pedir disculpas por el insulto de antes. Negué, no quería que comiese algo que no le gustaba por mí, además no había sido algo tan grave.

- Quiero comer ramen.- mentí, disfrutando de ver cómo sus ojitos azules brillaban de emoción ante la mención de su comida favorita. Y con eso, ambos nos encaminamos al patio del colegio para comprar el almuerzo.

Claro que no deje pasar el corazón levemente desprolijo que adornaba la pregunta. Eso solo me hizo dar más ternura, Naruto era realmente dulce.

                           [...]

Las horas pasaron y, después de dos módulos con Kakashi, finalmente pudimos salimos de la endemoniada academia. Los niños de los primeros años corrían por los pasillos, claramente no tenían la edad mental para entrar allí, o al menos eso pensaba hasta que la suave y cálida mano de Naruto me arrastró por media escuela para salir rápidamente.

No podría decir si el rubor en mis mejillas eran por la vergüenza de correr por el colegio como un niño o por la cercanía de la mano del rubio, que parecía encajar a la perfección con la mía.

"¡Vayamos a comer helado-ttebayo!"

Leí divertido el mote que estaba en la hoja, algo que había aprendido hace unas semanas, algo que solo salía de Naruto cuando estaba muy emocionado.

- ¿Porqué tanta emoción? Naru.- pregunté, tomando su mano para cruzar la calle, siguiéndolo sin protestar.

"Pusieron una nueva heladería cerca de casa que dice tener todos los sabores. Papá quiso llevarme, pero quiero ir contigo."

Y esas simples palabras hicieron calentar mi pecho con una extraña pero preciosa sensación. Pensar que él había pospuesto una salida por mí, para ir solo conmigo, me hacía feliz de una manera que no comprendía.

- Gracias.- dije simplemente, desacomodando sus cabellos rubios, disfrutando de como él se acercaba al toque de mi mano como si fuese un gato. Un gato amarillo y peludo, porque tenía demasiado cabello.

Unas cuadras más y habíamos llegado. El lugar era pintoresco y decorado a la antigua, quizás inspirado en las heladerías de los años noventa. Se notaban que sus productos eran artesanales e incluso te dejaban ver su elaboración, dejando ver su cocina desde el mostrador.

Al entrar, varias personas estaban observando la preparación de un helado de dulce de leche, según escuché del señor que atendía y explicaba gustoso a todos los clientes.

Tuvimos que hacer una pequeña fila para ser atendidos. Pero el tiempo pasó relativamente rápido.

"¿Cuál quieres probar? Yo comeré frutilla."

Rodé los ojos, cada vez que comíamos helado, y eso era muy seguido, el rubio pedía el mismo sabor. Se negaba a probar gustos nuevos.

- Oh, vamos. Siempre pides lo mismo, compra algo diferente.- animé, señalando el gran mostrador que exhibía los múltiples sabores innovadores.- ¿Qué te parece... chocolate?- hizo una pequeña mueca al leer mis labios, jamás compraba ese sabor.- Yo pediré frutilla, si no te gusta podemos cambiar.- intenté convencerlo y finalmente aceptó, rendido.

A los pocos minutos nuestros helados estaban siendo armados, cucuruchos de dos bochas cada uno. El mío era de frutilla con salsa de caramelo, como siempre lo pedía Naruto, y el del rubio era de chocolate blanco con salsa de dulce de leche, como siempre lo pedía yo.

Tomamos asiento en una mesa al lado de la vidriera, que dejaba ver a los niños corriendo en el pequeño parque de la peatonal que teníamos enfrente.

- Vamos, prueba.- animé, señalando su helado. Naruto lo miró con desconfianza y movió su cuchara con un poco de vacilación.

Pero, finalmente, cargó la cuchara con un poco de helado de chocolate blanco y lo llevo a su boca. Saboreo por unos segundos antes de abrir los ojos levemente y mirar su cucurucho con impresión, abriendo su boquita en una pequeña 'o'.

Sonreí con ternura cuando, despu de unos minutos, la mitad de su postre se había ido. Yo comía despacio, sabiendo que despúes de terminar el suyo vendría por el mío, con su típica frase de ¿Puedo probar? Que siempre terminaba con él devorando mi comida. No me molestaba, de hecho el helado de frutilla no me gustaba demasiado.

Después de un rato, decidimos salir del local, aún comiendo nuestro helado. Caminamos por la peatonal, mirando los diferentes puestos de artesanías y diferentes cosas, mientras Naruto terminaba de comer su cucurucho.

Esperé unos segundos, mirando una vidriera que exhibía billeteras y diferentes cosas, eran lindas.

- ¿Quieres? Ya no tengo hambre.- mi helado, que estaba casi intacto, fué entregado a Naruto, que lo recibió felíz. Lo estaba viendo desde hacía unos minutos.

Pocas calles después, ambos helados eran historia y ahora miraba divertido como la carita de Naruto estaba llena del postre, parecía un niño pequeño. Tomé una servilleta de mi bolsillo, que había guardado a propósito para él, y limpie con cariño sus mejillas, su nariz y finalmente los costados de su boca, dónde había restos de salsa de caramelo.

- Ya está.- le sonreí, siendo correspondido por una sonrisa de dientes blancos y un agarre en mi mano.

Su tacto ya no se sentía ajeno, porque ahora Naruto estaba todo el tiempo aferrado a mí. Tomaba mi brazo o unía nuestros dedos, acariciaba mi cabello y desarmaba mi coleta, picaba la punta de mi nariz o pellizcaba mis mejillas con cariño, no me molestaba...

Definitivamente no me molestaba en absoluto.

𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕤𝕚𝕝𝕖𝕟𝕔𝕚𝕠𝕤𝕠•ShikaNaru•🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora