Prólogo

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Una pequeña niña lloraba en un rincón del pozo que se encontraba en el fondo de su casa, se mordía el labio inferior para no hacer ningún ruido... porque ellos le habían dicho que se oculte.

Su peluche color rosa estaba firmemente aferrado a su pecho, las lágrimas empapaban su rostro y cerraba los ojos con fuerza. Todo debía de ser un sueño feo, cómo solía decirle su mamá.

― Esto es como una pesadilla, Kag... ―su mamá le había dicho hacia unos minutos― Haz como si no oyeras nada, ocúltate y por lo que más quieras... no abras los ojos. Iremos por ti.

Pero en sus pesadillas... no había disparos.

Ese día Kagome descubrió que su madre le había mentido, porque de esa pesadilla jamás despertó, y cuando abrió los ojos... estaba sola. Nunca vinieron por ella.

― ¡Otra vez con tus estupideces, Kagome! ―la reprendía su tía Kikyo― Me tienes harta y ya no sé que narices hacer contigo... ¿Cómo es posible que te hayas escapado una vez más en horas de clase? ¡Ahora que más tienes que esforzarte para ir a la universidad!

Kagome sostenía la mirada rígidamente en su tía, no iba a darle explicaciones... y realmente quería terminar esa discusión, así que lo mejor era guardar silencio.

― Nunca hablas conmigo... no sé que he hecho mal ―Kikyo parecía a punto de estallar, su rostro siempre era severo para Kagome pero incluso estaba más enojada de lo usual― El chofer dice que de nuevo fuiste al maldito templo ese. Ya no eres una niña ¿Qué tanto haces en ese lugar?

La pelinegra se encogió de hombros.

―Escúchame, Kagome. Voy a viajar de nuevo a Europa, tardaré unos meses en volver y tu situación en la preparatoria es deplorable. No sé si pueda dejarte sola... así que le pediré a alguien que venga a cerciorarse de que estés cumpliendo con tus obligaciones.

Kikyo Higurashi, la gran diseñadora de modas mundialmente conocida. No le sorprendía estos viajes interminables, eran de todos los días.

No es que odiara a Kikyo, más bien no la soportaba. Siempre estaba esperando que fuera como ella, y claramente se veía a leguas que no compartían ni un ápice en común. Kikyo era fría, había superado rápidamente cualquier adversidad de la vida, pero ella... Ella aún no podía olvidar las cosas que habían marcado su pasado.

―Estoy decepcionada... ―continuaba Kikyo.

―Siempre lo estás, tía ―Kagome murmuró bajito mientras rodaba los ojos.

―Si tan sólo tú me dieras una maldita razón para no estarlo siempre, Kagome. Tienes diecisiete años ¡Debes superarlo! ¡Tus padres ya no regresarán!

Era suficiente. La chica soltó un bufido y decidió correr a su habitación pasando a un loado de su tía para encerrarse en su habitación y tirarse a la cama, completamente frustrada. No era la primera vez que se lo recriminaba, la perfección que ella no tenía, pero realmente lo intentaba.

Nunca había sentido ningún cariño de parte de su tía, pero hace años atrás trataba de complacerla; tenía las mejores calificaciones, participaba de todas las actividades que ella le exigía... pero ya se había acabado su ánimo, porque de todas maneras terminaba siendo siempre insuficiente.

Ahora sólo esperaba ser mayor, cobrar su herencia... e irse lejos.

Si, necesitaba avanzar con sus dolores del pasado, sabía que no era bueno para ella ir al templo, pero no podía evitarlo. Últimamente pensaba en el rumbo de su vida, que haría... Y no solamente porque Kikyo le recordara todo el tiempo que debía hacerlo.

Pero no tenía nada.

Sólo quería encontrar un hogar, que ellos regresaran...

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando oyó unos golpes en su puerta.

― Kagome, Inuyasha será quien venga a verte todas las tardes, hablará con tus maestros ... él es mi prometido ―habló su tía detrás de la puerta― Yo me voy esta misma tarde. Por favor, déjate de tonterías o me harás enojar de verdad.

¿Prometido? ¿Su tía tenía un prometido?

Con lo poco que convivían ni siquiera ese tipo de cosas importantes las platicaban. Claro, ahora entendía por completo el apuro de ella por mandarla a la universidad... ¿Quería casarse?

―No me importa, no hará ninguna diferencia... ―respondió la muchacha con desgana.

O eso creía... 

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2021 ⏰

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