Capítulo 20

229 42 118
                                    

—¡Ya voy!— Le gritó Mikey a la insistente persona que tocaba el timbre de su hogar. Era muy temprano como para que alguien venga a visitarlo. Bufó molesto dirigiéndose a la puerta y al abrirla se llevó una no muy grata sorpresa. Era Frank — ¿Qué carajos haces aquí?— Gruñó más bien lo vió. Nunca le había caído bien Frank, y nunca le caería bien.

— ¿Está Gerard?— Preguntó, tenía una expresión triste en el rostro, y en una de sus tatuadas manos traía una maleta — Necesito hablar con él.

— No, no está — Mintió.

— Okay... ¿Puedes darle esto, por favor?— Le entregó un sobre perfumado de color azul. Mikey, antes de tomar ese sobre, lo miró algo extrañado ante la conducta del tatuado, se veía jodidamente triste a decir verdad, pero su hermano mayor estaba más triste que él — Gracias — Agradeció una vez que el de lentes tomó aquella carta entre sus manos. Mikey tenía una duda existencial en si entregarle la carta o no... No quería que Gee sufriera por causa del infeliz de Frank, pero tampoco quería ocultarle cosas como éstas que por lo visto parecían importantes — Adiós, Mikey — Se dió la vuelta dispuesto a irse, hasta que esa dulce y preciosa voz lo llamó, haciendo que se voltee.

— Frankie — Lo llamó Gerard, traía su pijama de esqueleto puesto, su cabello estaba desordenado, y se notaba que acababa de levantarse, pero aún así se veía hermoso — Hola... — Mikey solamente veía la escena con su cara de culo habitual, no aprobaba el hecho de que su hermano mayor se apareciera justo cuando el otro infeliz se estaba yendo. Pero entendía que ellos dos tenían cosas de las cuales hablar, así que por más que no haya querido irse lo hizo, se fue, pero no sin antes entregarle a Gee el sobre azul que anteriormente Frankie le había entregado a él. El pelinegro miró aquella carta algo confundido, no entendía qué era eso, pero no hizo preguntas al respecto porque quería saber qué hacía Frank ahí con una maleta en una de sus increíbles manos.

— Buen día, Gee... — Dijo Frank acercándose a la puerta nuevamente, quedando así a centímetros del amor de su vida, quien lo veía sin entender nada de lo que estaba pasando — Esa es una carta mía — Explicó, hizo una sonrisa melancólica en sus labios, estaba triste por decirle que se tenía que ir, pero era lo mejor para ambos — Vengo a despedirme, Gee.

— ¿A d-despedirte? — Tartamudeó sin comprender absolutamente nada — Pero... ¿A dónde vas? — Preguntó algo asustado.

— Me iré a vivir a Los Ángeles — Contestó de forma triste — Sé que si sigo en Jersey sólo le traeré dolor a los demás, en especial a ti. Tú eres una buena persona y el amor de mi vida... No quiero verte sufrir por causa mía, Gee — Explicó Frank con un intenso dolor en el alma, porque realmente no quería irse y dejar a su bonito chico en Jersey, pero debía hacerlo si quería su bien. El tatuado sabía que no había engañado a Gee, pero su bonito pelinegro ya no iba a confiar en él. Gerard sentía las lágrimas bajar de sus ojos al escuchar aquellas dolorosas palabras, porque lo amaba a pesar de todo lo que le hizo vivir... Y además ahora estaba embarazado, y Frank merecía saber que estaba por ser papá, pero ahora le venía con la pésima noticia de que se iba,y quizás se iba para siempre.

— Frankie... Tú no puedes irte — Dijo Gerard en un hilo de voz, sentía un nudo en su garganta ante el dolor, Frank estaba en las mismas condiciones, primero por tener que irse y abandonar a Gee, y segundo por verlo llorar de esta manera.

— Lo siento mucho, Gee. Yo te hice mucho daño...— No, no había hecho nada malo, lo habían violado, porque no había otra palabra que no sea esa de todo lo que vivió, sin dudas fue violación.  Lo peor de aquello es que ahora estaba pagando por algo de lo cual era muy inocente. Pero Gee no confiaba en él como para creerle, además no había pruebas que confirmaran lo que Frankie tendría para decirle, por eso optó por irse y dejar que Gee haga nuevamente su vida con alguien más, así estarían todos más que felices, aunque Frankie sabía que jamás iba a ser feliz si no era al lado del amor de su vida — Antes de irme quería pedirte algo...

— Frank — Sollozó Gerard, sintiendo como su propia alma se evaporada ante las palabras de su amado, quien sentía su corazón desgarrarse.

— ¿Puedes perdonarme, mi amor?— Preguntó al mismo tiempo que se arrodillaba frente a Gee, juntando sus tatuadas manos en modo de suplica, sus ojos avellanas lagrimosos y su cuerpo temblando al sentir el miedo de dejar a su bonito pelinegro — Quiero tu perdón, Gee. Sólo así me podré ir tranquilo.

— Frankie... No puedes irte — Dijo Gerard con el corazón roto.

— No quiero dañarte más, Gee... Debes entenderme, por favor.

— P-Pero... — Estaba en una completa duda, le quería decir pero no sabía si era lo correcto — Tengo a-algo que decirte.

— Dime, mi amor — Dijo el castaño aún arrodillado, su expresión en el rostro era muy triste, al igual que la de Gee, quien no sabía qué hacer, pero debía hacerlo, él tenía derecho, era el otro padre de su bebé, el fruto de su verdadero amor.

— Y-Yo... Yo estoy...

— Está cansado de ti — Intervino Mikey apareciendo rápidamente donde los jóvenes estaban, quienes miraron extrañados al de lentes — Vete, Frank. Y espero que jamás vuelvas — El nombrado miró a Gerard unos segundos que se hicieron eternos para los enamorados.

— No era eso lo que quería decirte, Frankie — Dijo Gerard también arrodillándose para quedar así cara a cara con su amado Frank, quien lo veía directo a esos hermosos ojos esmeraldas que el pelinegro poseía. Gee tomó entre sus pálidas y delgadas manos las tatuadas de Frank, quien sintió millones de corrientes eléctricas recorrer su cuerpo de pies a cabeza con tan sólo sentir la suave piel de su ex esposo, quien aún seguía siendo el amor de su vida — Te amo, Frank — Soltó Gee con una sonrisita muy sincera, todo sin dejar de verlo fijamente a los ojos avellanas de Frank, quien también sonrió melancólico— Y te perdono, mi vida... — La verdad es que había perdonado a Frankie hace muchos meses atrás, porque Frank fue y es una persona muy sincera con sus sentimientos, y nunca le mintió cuando le dijo que lo amaba a pesar de todo lo malo que le había hecho, así que sí, lo perdonó, y perdonar no estaba mal, más si amas con todo tu corazón a esa persona.

Mikey miraba la escena con su cara de culo, mientras estaba cruzado de brazos, temía que su hermano mayor le dijera al tatuado que estaba embarazado, de hecho ya lo estaba por hacer si es que no hubiese llegado a tiempo, por suerte alcanzó justo el momento en el que Gee casi comete semejante error, porque Frank no valía la pena, él no era una buena persona para su hermano. Su hermano merecía a alguien mejor, o así lo veía Mikey.

— Gracias, Gee — Agradeció Frankie con una sonrisa en sus labios y sus ojitos lagrimosos—Te amo mucho...

— Miente, no le creas, Gee. Te miente para que vayas con él a Los Ángeles — Se metió Mikey.

— ¡Cierra la maldita boca y déjame a solas con él!— Gritó Gerard a su hermano con lágrimas en sus ojos. Mikey quería decir algo más, pero sabía que en esa conversación estaba de más, así que simplemente obedeció a su hermano mayor y se adentró nuevamente a la casa, a donde se supone que debería estar. Gee se sintió mal al gritarle, pero es que no le gustó para nada que se haya metido en su conversación — Frankie... No puedes irte, te amo mucho... — Dijo mirándolo a los ojos.

— Yo también te amo, pero debo hacerlo si quiero que seas feliz...

— Pero si tú me amas debes quedarte a mi lado — Frank se le quedó mirando fijamente unos largos segundos que parecían eternos,y sin siquiera dudarlo se acercó al pelinegro y unió sus bocas en un hermoso beso que les transmitió a ambos un montón de preciosas sensaciones.

El beso fue lento y muy tierno, sus lenguas se juntaban en una perfecta danza, ahora ya nada importaba, sólo eran ellos dos en este momento. Luego de unos largos minutos de estar sintiéndose el uno al otro, Frank se separó del beso y le hizo una tierna sonrisa que fue muy melancólica para los dos.

— Te amo... — Susurró sobre sus labios, y luego se levantó del suelo y tomó su maleta para irse, dejando a Gee arrodillado en el suelo con un gran dolor en el pecho.

Y Gerard sin poder evitarlo comenzó a llorar ahí mismo, sintiendo como todo su ser se derrumbaba.

•••

Quién es el villano de la historia? Bert, Jamia o Bob? Ahre Jajajaj

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora