Capítulo 2. El intruso

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«Aquí vamos otra vez», pensé, y finalmente la ira explotó

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«Aquí vamos otra vez», pensé, y finalmente la ira explotó.

—¡No, padre! —Me levanté del asiento y azoté la puerta de su despacho al salir.

Había dejado que mis padres controlaran toda mi vida que, ya sentía que esta no me pertenecía. No podía continuar así. No quería seguir viviendo entre malditas mentiras y pretendiendo ser alguien que no era.

—¡Hijo! —Escuché su voz detrás de mí, pero la ignoré y seguí mi camino—. ¡Regresa aquí!

«No lo haré —me dije—. Nunca más».

Quería libertad. Era mi único escape. Era la única manera de dejar todo aquello atrás y empezar de cero.

Iría a un lugar nuevo, uno donde nadie pudiera encontrarme. Solamente había visitado el último reino dos veces, pero me sabía su ruta.

De hecho, ya había planeado mi escape. Durante dos ciclos lunares me aseguré de que nadie sospechara de mi plan. Me había memorizado las guardias nocturnas, y no tardé mucho en sobornar a distintos medios para conseguir lo que necesitaba.

Solo me detenía una persona: mi hermana. La había acompañado desde su nacimiento. Yo era su soporte, y me veía como un modelo a seguir.

Pero ella era la indicada para tomar mi lugar. Ella sí había nacido para ello... yo no.

Mi padre y yo no compartimos palabra durante la cena. Mi madre se percató rápidamente de nuestro conflicto, y finalizada la comida pidió hablar conmigo. No me quejé.





Observé el ventanal frente a mí, pero mi madre tomó mi rostro con sus manos y me obligó a clavar mi mirada en sus ojos verdes.

—Tu padre solamente quiere que...

—Sé lo que quiere —la interrumpí—. Me lo dijo hace apenas unas horas.

—¿Y? —Alzó sus cejas, expectante por mi respuesta.

—No pienso hacerlo, madre —solté sin vacilar—. El hecho de que falte poco para mi cumpleaños no significa que necesite, ya sabes...

—Así debe ser, hijo. Tu padre lo hizo.

Aquea. Los reinos zodiacales IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora