Por tus días de gloria

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A veces las carcasas tienen pequeños hoyitos por los que se puede ver toda la verdad y es que la de Tony está llena de agujeros. Es tan obvia la verdad que nadie se detiene a descubrirla un poquito, sólo ven lo que está por fuera pero nunca lo que se asoma por cada grieta.

Pensé que él lo haría, pensé que él lo descubría. Pero hoy que ya no estás, hoy que te lloro, hoy que doy vuelta en mis pasos y descubro tus intentos, lo recrimino a él, una y otra vez, lo odio por no escucharte, lo odio por no haber visto lo que las cicatrices le querían contar.

Sólo puedo decir lo siento y sé que es tan vano, tan agrio, el dolor que siento ahora, por el dolor que sentiste entonces y nadie lo notó, pero menos él, que tanto pudo hacer, que tanto pudo lograr y que nada intentó.

Lo siento, Tony, perdóname por dejarlo amarte, pero aún más por dejarlo lastimarte.

Te conocí cuando era una niña, te conocí con escaso 7 años, pero te vi, ahí en la pantalla de mi televisor, luciendo ese traje negro y tú bella sonrisa coqueta, te vi y me enamoré de ti. Comencé a seguirte, a leer sobre ti y la envida de la gente que te conocía, la envidia que tenía yo al verte junto a ellos y no junto a mi, pero eran sueños de niña, de fan infantil y seguidora enamorada.

Qué suerte la de otros, que suerte la de ella, tú mejor amiga. Leí en la revista de Forbes, que la nombraste jefa de tu Industria. Ella tan bella y sonriente, inteligente y capaz, que envidia la que sentí cuando salieron esas fotos tuyas junto a ella. Lo siento por cargarle envidia, pero nunca odio, odio no. Ella estuvo contigo cuando yo sólo te acompañaba frente a la televisión.

Qué suerte la de otros, que suerte la de él, tú mejor amigo. Lo conocí en tu anuncio después de que te salvaron del secuestro. El coronel Rhodes, siempre a tu lado, siempre salvándote y asegurando tu bien, que envidia la que sentí cuando junto a ti salían a comer y se la pasaban felices. Lo siento por cargarle envidia, pero nunca odio, odio no. Él sacándote adelante cuando yo sólo te veía en el póster pegado a mi pared.

Qué suerte la de otros, que suerte la de ellos, tu equipo de Vengadores. Aún recuerdo cuando sucedió, corriendo por las calles y tú en tu brillante armadura roja y dorada. Acompañado por otros más apoyándote en la lucha, siendo uno al pelear, que envidia la que sentí cuándo entre los 6 lucharon hombro a hombro. Lo siento por cargarles envidia, pero nunca odios, odio no. Ellos peleando junto a ti, cuando yo sólo te fotografía desde la ventana de mi habitación.

Soy una fiel fan de ti y como experta de ti, como experta soy yo, de conocerte muy bien, lo noté más rápido que nadie, lo noté en esas entrevistas que dabas o en esos shows a los que me encantaba asistir. Lo noté ahí, que tu sonrisa era siempre tan bella, pero siempre tan falsa y me preguntaba por qué, me preguntaba cual seria el dolor que tus preciosos ojos escondían, qué pasaba bajo ese reactor que cubría bien tu corazón. Con el tiempo me di cuenta que eras esa persona que lo tiene todo, pero en realidad no tiene nada.

No sabes la cantidad de veces que me ponía a imaginar que te conocía, que podía llegar a ti y que podía abrazarte. No tienes ni idea las tantas palabras que se formaban en mi cabeza para poder decirte, pero sabia que en verdad lo único que necesitabas era que alguien te tomara y susurrara "estoy contigo y nunca me iré".

Y entonces llegó él.

Llegó con esa aperlada sonrisa a hacer temblar tus piernas, con esa bondadosa voz que te erizaba la piel y esa profunda mirada que electrizaba tu ser, todos se dieron cuenta, todos lo notaron al instante, él estaba hecho para ti y sorprendentemente, tú para él.

Cuando lo anunciaron públicamente, cuando por fin se pronunció la palabra "pareja" de cada una de sus voces, cuando el mundo se topó con la primer pareja homosexual de superhéroes y que eran los mejores de todos, los más amados y necesitados, hubo tanto revuelo por su anuncio, todos hablaban de ustedes, los odiaban, los amaban, los idolatraban, todos con opiniones distintas y yo sólo pensaba si él te haría bien, si él en verdad te merecía. Estaba preocupada por ti, no me juzgues, es tu culpa, has sido protagonista de feas tragedias románticas y sabia que tu débil corazón no lo resistiría, no una vez más, pero cuando te vi, a ti sonreír junto a él, lloré, lloré por ver al fin como era en verdad tu sonrisa sincera, por ver en verdad como tus ojos se llenaban de brillo, por ver en verdad que alguien había llegado a calentar tu corazón.

Deposité toda mi fe en él, creí que quizá habría alguien más que notaría las cicatrices de tus muñecas, alguien más cerca de ti, tu novio, ese hombre que te sacaba las más puras risas y por un momento me sentí en paz, sabiendo que tú, mi bello niño de hojalata, por fin serias feliz.

Oh, que equivocada estaba.

Te vi morir lento, a cada día tu semblante perdía la coquetería, a cada día tu semblante perdía la alegría, a cada día tu semblante perdía la emoción y cuando me di cuenta que te perdía, cuando me di cuenta de que las cicatrices en tu muñeca se intensificaron, fue demasiado tarde. Por todos lados las noticias gritaban guerra, por todos lados la gente se dividía en equipos, por todos lados habían peleas y de repente, te abandonó. Él te abandonó, ese al que yo deposite mi fe, ese que había jurado amarte y protegerte, se había ido y tu estabas devastado. Fue una época muy dura para ti y para mi, pero más para ti y quería correr a sostenerte antes de que cayeras, pero yo tan lejos estaba, tan lejos de ti. A veces tocaba la pantalla de mi monitor, esperando llegar a tu corazón.

No sabes la cantidad de veces que me ponía a imaginar que lo mataba, que podía llegar a él y que podía ahorcarlo. No tienes ni idea las tantas palabras que se formaban en mi cabeza para poder decirle lo estúpido que había sido, pero sabia que en verdad lo único que quería hacer, era golpearlo y llevarlo de nuevo a tu lado.

Después de un tiempo te vi superarlo y pensé que estabas mejor, quería algo bueno para ti y si casarte con ella era lo indicado, entonces estaba bien, sabia que ella nunca te haría tan feliz como él en su momento, pero mejor ella que había estado a tu lado siempre, ahí seguiría, así que le agradecí.

Pero todo se descontroló y... no sé lo que pasó, mis padres desaparecieron y con ellos la mitad del universo, pensé que habías muerto y cuando volviste, cuando volviste del espacio, te juro que me convertí en la chica más feliz de todos los que quedaban y agradecí que te alejaras junto a tu familia y que no lo vieras a él, que no se acercara a ti, que ya no volvieras a lo de antes. Te perdí de vista 5 años, pero sabia que estabas bien, hasta que... Me di cuenta de que no. Que no me escuchaste, que no te quedaste en tu casa con tu esposa e hija, que volviste a él, que te pusiste en peligro de nuevo y que... Salió bien, sí, salió bien, recuperé a mis padres y con ellos la mitad del universo, pero más grande que eso eras tú, más grande que el universo eras TÚ.

TÚ, ANTHONY EDWARD STARK, TÚ.

Te perdí, ya no volvería a ver tu rostro en el televisor, te fuiste, tú... Moriste. Es tan extraño decirlo, pero más extraño sentirlo. Ya pasó un tiempo desde entonces y todavía lloro.

Un día lo vi a él, cuidando de tu hija, ella le decía tío y se notaba que a él le dolía. A veces me pregunto que hubiera pasado si él se hubiese quedado contigo. Quizá no morías, quizá seguirías aquí y ambos estarían cuidado de sus hijos.

Pero así es la vida, también así es la muerte. Tan repentina, tan horrible juego la vida, con un terrible final.

Qué suerte la de otros, que suerte la de él, tú ex esposo. Lo vi tomar tu mano frente a ese altar y jurar por la eternidad. Steve Rogers, fue tu amigo, fue tu novio y fue tu esposo, que envidia la que sentí cuando te besó, cuando te abrazó, cuando él te hacia reír. Lo siento por cargarle envidia, pero lo que no siento es cargarle odio, odio sí, oh como lo odio.

¿Qué no vio el dolor en tus ojos?

¿Qué no vio la falsedad en tu sonrisa?

¿Qué no vio las cortadas en tu cuerpo?

Hasta yo lo noté y eso que sólo te veía a través de la pantalla.

Supongo que ya no se puede hacer nada, sólo me queda agradecerte, te agradezco por el simple hecho de haber nacido. Gracias por estar en mi fondo de pantalla, gracias por ser la imagen de mi teclado, gracias por quedarte pegado a mi pared, gracias por aparecer en mi televisor, gracias por sobrevolar mi casa, gracias por ser la decoración de mis portadas de la escuela y los forros de mis cuadernos, gracias por ser mi tema de conversación, gracias por volverme fan de los superhéroes, gracias por dejarme reír y llorar por ti, gracias por todo lo que no recuerdo, gracias por lo que no me di cuenta que debía agradecerte.

Gracias Tony Stark.

Te amo, fuiste mi amor infantil, fuiste mi amor adolescente y ahora que estoy por cumplir 18 te aseguro que también serás mi amor juvenil, adulto e incluso anciano.

Yo te amo todo lo que no pudiste amarte y todo lo que otros no pudieron amarte.

⎊ I love you 3000 ⎊

One Shot's {Stony}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora