⚜Día 7⚜

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Lo amaba.

–Te amo Sorrento– Se lo dije sonriendo cariñosamente antes de besar el dorso de la mano de mi juguete roto.

–También te amo– Se veía muy sucio, esa mirada era un charco de agua turbia.

Lo amaba, había sido el único en comprenderme, en aceptarme, en ser tan bello como un gusano rastrero, el primero en satisfacer estas ansias abismales que siempre me habían consumido, sorrento era la persona a la que yo podia revelarle mis secretos y la persona con la que yo podia ser yo mismo.

–Ya fue suficiente– Avancé repartiendo besos por su antebrazo.

–Pero...– Lo interrumpí.

–¿Piensas ignorarme?– Lo fulminé con la mirada.

Me gustaba tener control sobre todo, ser quien manejara la situación, mover los hilos a mi antojo y ser quien dominara o que fuera la autoridad sobre su débil trasero.

–No–

–Quítatelo entonces, quiero ver a tu pequeño pene temblando con el frío de la noche– Llegué hasta sus hombros, donde puse las manos para ceñirme y ver sobre éste.

Era nuestro aniversario, un año con ese maldito doble cara y doble moral, por lo menos, yo que era particular a mi manera, no lo escondía todo bajo la alfombra, el señor buena gente y carismático amigo y vecino, que se bajaba él mismo la ropa interior por gusto y para mi complacimiento para el conmemorable evento, había escogido el tentador exhibicionismo, sólo un árbol nos separaba de los arbustos y un parque de noche.

–Tan duro e impaciente como siempre, Kanon–

Podía decir lo que quisiera, pero mientras, estábamos jugando un poco, era realmente un pervertido fetichista. No pegué los labios a su oído, pero dejé que el vapor de mi aliento fuera el que cosquillara en su piel

–¿No tenías ganas de ir al baño?– Murmuré con una sonrisa y pronto tuve a dos ojos confundidos observándome, rápidamente se llenaron de vergüenza y un sonrojo espolvoreó sus mejillas de serafín, sorprendido sobre qué cosa hablaba y pareció que estuvo a punto de quejarse y oponerse, sin embargo... Lo conocía sabía que se había excitado más que yo con la descabellada idea que no había probado en su totalidad.

¡Ese era mi amante!, sonreí contento, un culpable ángel de alas negras caído entre los brazos de un demonio malicioso, era un buen chiste, porque entre los dos, el más peligroso no era yo, hacía mal el que juzgaba un libro por su apariencia.

–Déjame ver– Susurré con la intención de incrementar la presión y funcionó, se puso más nervioso e intentaba mirar a quienes pasaban por el camino con luz a espaldas nuestras.

Sí iba a hacerlo, me sentí muy emocionado y con su trasero restregándose en mi entrepierna fue perfecto, definitivamente era un buen aniversario, parecía ser ayer el día en que nos conocimos.

...

La primera vez que vi a sorrento, Yo lo vi como un idiota y lo era, la clase de idiota ingenuo que ignora todo a su alrededor, y que por una razón extraña terminó siendo mío, ignorando todas las advertencias de mi cara y mi ropa que decía que debían alejarse, si no hubiera venido a pedirme ayuda para estudiar seguiría siendo el mismo, no eso que el mundo cree acerca de él, sino el solitario y callado incomprendido que guardaba todo en el fondo.

–Es algo...– Ya sabía yo que comentaría algo sobre mi casa.

–No me iba a poner a limpiar por ti– No era muy dado a la limpieza hogareña y se notaba, daba mucha flojera, mínimo quité las pilas de libros sobre la mesa y envoltorios de comida donde me la pasaba estudiando las tardes y las noches.

30 Dias De Otp (Kanento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora