La novia del monstruo [Majin Buu]

12 [PENÚLTIMO]

Asintieron, saliendo del trance en el que se encontraban. Goku sentía una extraña e incómoda presión en su pecho causada por las palabras que salieron de los labios de su única hija; se lo merecía, eso no nadie podía negarlo. Sin embargo, seguía doliendo la manera tan fría y la mirada tan carente de emociones que Ann le dedicó.

Tratando de ignorar las sensaciones tan desagradables que recorrían su cuerpo y lo tensa de la situación, desprendieron sin mucho problemas las cápsulas en las que los híbrido saiyajin se encontraban. La joven, a pesar de las advertencias de Vegeta, se dispuso a liberar a Majin Buu. 

—Ann, espera.

Escuchó un eco que llamaba su nombre. La mencionada miró hacia los alrededores en busca del poseedor de tal voz, notando como Súper Boo, como solían llamarlo, la observaba desde una de las carnosas paredes, sobresaliendo de la misma.

—Buu, —dijo, sin temer por las represalias de lo que estaba por hacer; pues sabe que él jamás la dañaría—, voy a liberarlo, no quiero que intentes detenerme. —sentenció, sujetando con fuerza el tallo de la cápsula—. Porque no te escucharé.

Tal cual, lo hizo. Ni siquiera escuchando el previo aviso del monstruo rosado que salía de sus propias entrañas se detuvo. Ese Buu que tanto anheló volver a ver, su tierno e inocente Buu finalmente estaba de nuevo en sus brazos; no le importaban los gritos desalmados de Súper Buu, ni las advertencias de los dos mayores sobre lo que estaba sucediendo allí dentro. Esa esperanza que creía muerta, renació.

—Date prisa, mocosa.

Exclamó Vegeta, sosteniéndola por el cuello de su camisa, saliendo por la abertura que Kakarotto logró hacer con ayuda de un Kame Hame Ha. Fueron expulsados abruptamente gracias al vapor que Buu emanaba de los orificios ubicados en su cabeza. Una vez fuera, sus cuerpos volvieron a su tamaño original, al igual que aquellos que fueron absorbidos.

A pesar de ello, no tuvieron tiempo alguno para festejar la mínima de sus victorias. Súper Buu fue cubierto por el vapor que emanaba desde sus adentros, sus guturales gritos les ponían los vellos de punta; algo dentro suyo deseaba que ese fuese el fin. Ese Buu se debilitaría, ¿verdad? Después de haberle quitado a todos esos seres tan poderosos no le quedaba nada. Finalmente, ha terminado.

La nube se disipó, dejando a la vista algo totalmente inesperado, ¿por qué su ki estaba aumentando de manera tan desenfrenada? Un pequeño Buu fue todo lo que apareció frente a sus ojos, era como un niño que mantenía un puchero en su rostro. De cierta forma resultaba lindo y adorable.

—Que tierno...

Murmuró la fémina, sin percatarse del mal momento en el que dejó salir esas palabras. Vegeta la miró por el rabillo del ojo, sintiendo que un tic nervioso se aproximaba. Sin embargo, desvió rápidamente su atención al notar el primer movimiento de ese nuevo ser que se encontraba frente suyo.