#4

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Era el cumpleaños de Rius, y Timba se iba a encargar de darle una celebración decente. Era sábado, por suerte.
Lo había ido a despertar a las 10 con una montaña de besos, lo había dejado dormir hasta más tarde. Le llevó desayuno a la cama y se acostó con él.

– Está rico, gracias Timbi.

– De nada bebé.

– ¿Qué tienes pensado para la tarde?

– Invitaremos a tus amigos a disfrutar el día a un parque de atracciones, seguramente volveremos tarde, y cuando lo hagamos te tengo preparada una cena solo para nosotros dos. 

– Planificaste mi día entero.

– Si quieres lo puedes cambiar...

– ¡Es perfecto!

– Oh, que bueno que te gusta.

– ¿Y luego de esa cena? – preguntó con un tonito algo pícaro.

– Juju, luego de la cena habrás acumulado una deuda tan grande, que Alexander piedras te verá con silla de ruedas por los pasillos de tu Uni.

– Oh vaya. Es en serio; a veces tengo miedo de emprender algo porque pienso en todas las deudas que tendré.

– Pff, jaja, pollito⁓

En la tarde fueron con el mikellino, mayictor, spartor, jonix y flexkato al parque. Estuvieron varias horas haciéndose bromas y jugando en los juegos. Se separaron un rato del resto para tener un momento para ellos.

– ¿Quieres subir al carrusel? – le propuso el peliazul.

– ¡Síiii!

Timba pagó y se subió al mismo caballito de Rius, él se puso atrás y abrazó por la espalda a su novio. Los caballos eran blancos y tenían lindos detalles en las riendas y la montura. Se veían muy elegantes. Repentinamente el carrusel empezó a girar lentamente. El menor al principio se asustó un poco, pero se rio y cerró los ojos. Poco a poco la velocidad fue subiendo, hasta el punto de hacer que las demás cosas se vieran distorsionadas, y solo vieran el carrusel y al otro.

– ¿No te irás a marear amor?

– No lo creo. – sonreía feliz, nunca había hecho eso. – ¡me encanta esto!

Unos minutos más tarde el carrusel se detuvo para dejar subir a otra ronda de personas.

           
20:30

Llegaron a casa llenos de cosas que habían pasado a comprar o ganar en los puestos.

– ¿Crees que te puedas comer ese algodón de azúcar entero? – preguntó el menor.

– Creo que no, es mucha azúcar para mí, pero si el algodón fueras tú...

– ¡Ey! – dijo divertido. 

– Cenaremos en el patio.

– Mientras preparas las cosas, me iré a cambiar ropa.

– Eso pollito, ponte más bello de lo que estás.

El peliblanco se fue dando saltitos. Su día estaba yendo muy bien.

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– ¿Es en serio? te has puesto terno. – Rius miraba a su novio casi riéndose.

– ¿Qué te hace tanta gracia? debo verme bien para mi bebé. – dijo autoritario.

– No solo te vez bien, también te vez sexi. – le peinó su azulado pelo.

– Ven, tengo todo listo. – lo tomó de la mano y lo guio.

2°a temporada del otp / YAOI HARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora