El curioso caso de un Alfa enamorado y un Omega incrédulo

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—Tranquilo, yo estoy contigo bebé.

—Por... Por favor...

—Shhh, está bien, está bien cariño, puedes hacerlo, nadie más que yo puedo oírte.

Solo necesitaba esa confirmación de su alfa para dejar ir su voz, la cual salió en forma de pequeños sonidos guturales, para luego convertirse en gemidos eróticos potentes.

Cuando el Omega Steve Rogers vio por primera vez a su alfa caminando por los pasillos de la Universidad, nunca pensó que aquel hombre tan hermoso y poderoso si quiera posara sus ojos en él dos veces. Porque, vamos, él no era nada especial; era pequeño, en comparación con la media común de omegas, en donde su cuerpo debía tener curvas definidas, había solo líneas rectas y picos en donde se unían sus caderas. En donde debería estar la piel suave y turgente, solo había ásperos valles y llenos de bellos. En donde debería haber un rostro delicado y casi femenino, se encontraba un rostro afilado, de mandíbula fuerte, ojeras oscuras y dientes chuecos, con labios poco rellenos. El cabello sedoso y brillante no existía, en su lugar, había uno opaco y sin vida.

No, él ni siquiera pensó que su alfa podría fijarse en él, pero, contra todo pronóstico, lo hizo. Anthony Stark, era todo lo que alguien podía soñar; guapo como un modelo de alta costura, carismático, inteligente, fuerte, el que sea millonario solo era un plus que no necesitaba, ya que con su sola presencia parecía captar la atención del mundo, el cual siempre parece girar a su alrededor.

Por eso, en un cliché típico de novela juvenil extremadamente romántica chocó con él en el pasillo de la Universidad y este lo ayudó a levantar sus libros, pensó que solo lo había invitado a salir mostrándole aquella depredadora sonrisa, por una broma, o parte de alguna apuesta de las que había sido participe muchas veces sin siquiera se consciente de ello. De las cuales, siempre se había dado cuenta y había mandado al diablo a quien viniera con esas intenciones, por eso, cuando vio sus ojos castaños brillantes, supo que estaba realmente y totalmente perdido. Haría todo lo que él le pidiera, sea bueno o malo.

Justo como ahora, que estaban teniendo sexo en plena entrega de diplomas, escondidos detrás del escenario. Ambos llegaron al clímax justo cuando llamaban al señor Rodríguez para entregar su diploma.

Como el chico malo que era, Tony salió del interior de su hermoso Omega antes de que su nudo se formara y le subió la ropa interior, los pantalones y lo arregló lo mejor que pudo y, con un beso sucio y una palmada en su culo lo despachó justo a tiempo de que el decano de la Facultad de Ciencias del Arte mencionara su nombre.

Tony sonrió con gozo cuando su chico, todo sonrojado subió al escenario y recibió su diploma. Él adoraba verlo así por su causa, por lo que no se contuvo de subir al escenario, tomarlo entre sus brazos y darle el beso más tierno del mundo.

—Eso fue vergonzoso—se quejó Steve tras darle una mordida enorme a su sándwich de pavo asado. Después de la ceremonia ambos habían decidido salir a almorzar para celebrar.

—Vamos cariño, es una simple demostración de afecto de un alfa para su con Omega—Tony tomó un gran sorbo de su café—diría que estoy afectado por los rezagos de tu celo, pero, la verdad es que te amo con locura bebé.

Steve sonrió grande, él sabía que Tony lo amaba, se lo había demostrar al enfrentarse a su familia por él, pero, siempre le llenaba el corazón cada vez que se lo decía. Un mareo le llegó justo cuando Tony recibió una llamada telefónica de la empresa, las náuseas se apoderaron de él y tuvo que disculparse, disimulando muy bien, se levantó y salió al baño en donde vacío lo poco que había consumido.

Tras enjuagarse la boca y lavar su rostro con el agua fría, se permitió temblar.

Este era el tercer celo que tenía en menos de tres meses, irregulares sí, pero le habían llegado de esa manera y todos y cada uno de ellos los había pasado con Tony. No habían usado protección, ya que Steve no podía tener hijos, su condición física no se lo permitía, o eso le había dicho el médico, pero, realmente se estaba comenzando a asustar con esos síntomas extraños, por lo que hoy iría a ver al médico con su mejor amigo para salir de dudas.

One Shots Stony y MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora