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Por más que intentaran ignorar el gran elefante en la habitación, allí estaba.

El fantasma de la mafia era una constante en sus pensamientos, un hecho en su día a día y una pesadilla en el campo de los sueños. Ninguna dormía bien, Yuqi cerraría los ojos y su mente se llenaría con la imagen de ella misma despertando para encontrar la cama vacía, como aquella vez en que Soyeon la había abandonado en el hotel para protegerla. En paralelo, su pareja tendría visiones de los sicarios arrebatándole la vida frente a sus ojos, como venganza a todo el desastre que había ocasionado su deserción.

La reformada mujer escribió una sola carta más a la justicia, la última que entregaría de forma anónima, la que daría inicio al final de todo. No le dijo nada a nadie, lo hizo por su cuenta, temía que pudieran convencerla de dar marcha atrás si escuchaba alguna opinión que no fuera la suya. Solo cuando una respuesta a su esquela llegó al correo del pueblo procedió a reunir a Yuqi y su padre para comunicarles su decisión.

-No- la joven oficial había respondido inmediatamente, sus ojos fijos en los de ella con las lágrimas casi derramándose- No irás a ese tribunal, les importará una mierda lo que hayas hecho con tu vida, ellos solo te verán como una asesina que debe ser condenada.

-Iré en calidad de arrepentida, Yuqi, hay posibilidades de que me reduzcan la condena o me liberen de ella, tu misma me lo dijiste hace tiempo- respondió sin prisa, al otro lado de la habitación su padre realizó una mueca insegura, lo ignoró.

-¡Y tú misma dijiste que eso jamás pasaría!- contraatacó su novia- Soyeon las cosas que te obligaron a hacer...

- Puedo limpiarlas, todo lo que tengo que hacer es hablar, decir cada detalle necesario para que el grupo de 1013 finalmente caiga. Destruiré a la mafia, la arrancaré de raíz...- Detuvo sus palabras al ver como Yuqi escondía su rostro entre sus manos y se sentaba en el sillón para liberar un profundo sollozo, no podía engañarla por más que lo intentara. Soyeon sabía bien que estaba caminando directo a una sentencia de muerte o a cadena perpetua en el mejor de los casos. Se aproximó a la figura afectada de su pareja e hizo que la mirara- Si hay una chance de que esto termine, entonces quiero tomarla, mi amor...- pronunció sin vacilar- No se trata solo de mí, se trata de todos los que aún están atrapados ahí dentro y de los que podrían caer si no los detengo... no quiero que nadie más deba vivir lo que yo.

-No...no, Soyeon, no quiero...- insistió ella- Olvida esto, salgamos del país, quiero que todo siga como hasta ahora...

-¿Y vivir huyendo?- preguntó- ¿Abandonar a nuestra familia, a nuestros amigos y a la vida que hemos creado aquí?

-Es mejor a que estés muerta.

-Quizá no pase, pero si pasa entonces me habrás dado los mejores años de mi vida y tomaré mi sentencia con la cabeza en alto. He hecho mucho daño, Yuqi, es tiempo de que lo pague, es tiempo de que todos los que estuvieron detrás paguen.

-Tu ya has sufrido mucho, no debes pagar nada. Eres mi persona favorita, eres buena...- Siguió Yuqi.

-No siempre lo he sido... - ella apartó su vista avergonzada- Yuqi ese día en el desierto, cuando Shuhua dejó caer mi maleta por error, la habría matado solo por asegurar mi libertad...

-Pero no lo hiciste... Te arriesgaste y luego acabaste protegiéndola, la ayudaste a tener la vida que quería, eres como una hermana para ella. Deja de decirte que mereces que te sucedan cosas malas, sé lo que has sido y sé lo que eres, y te amo sabiendo ambas cosas.- Soyeon la observó un momento antes de tomar su rostro entre sus manos para besarla, nada demasiado alevoso considerando que estaban lejos de acabar esa plática y su padre la observaba.- ¿No darás marcha atrás con esto, cierto?

No day but TodayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora