El día de la dichosa fiesta había llegado. Y a mi me carcomía la curiosidad. Christian no quería decirme nada.
Todo el salón había sido remodelado para esta ocasión. Nada de la decoración me daba una pista de que o quién era la fiesta.
Los globos eran de color blanco o grisaseo, la comida a pesar de ser poca la que estaban poniendo, era bastante normal, nada muy especial o glamuroso.
Yo después de desayunar subí a empezar a arreglarme. Me planche el pelo, e intente hacerme un peinado algo elegante. Me maquille un poco y al terminar puse mi vestido. Christian me lo compró y dejo en la puerta de mi habitación.
Ya no seguía tan enfadado con él. El dolor en mi trasero había pasado por lo que era momento de disculparle.
Al estar lista y escuchar que ya habían puesto algo de música, como siempre, clásica, decido bajar. Y al bajar noto que ya hay un par de personas con un par de copas de champagne, pero no reconozco a ninguna.
Así que pasando desapercibida vuelvo a subir las escaleras antes de que Christian me obligue a saludar a alguno de sus amigos. Ya bastante tengo con Chase, Eric, Gilbert y todos esos.
Pero al girarme me lo encuentro ya arreglado con un traje negro muy elegante y otra botella de vino en la mano.
—¿A donde crees que vas, señorita?—me dice a lo que yo volteo mis ojos—. Ve a saludar a todos, estás muy guapa cómo para subir de nuevo a tu habitación.
Yo gruño y termino de bajar junto a él las escaleras. Después de saludar a las pocas personas que había. Me siento en uno de los sillones de cuero de la sala.
Y al paso de veinte minutos empieza a llegar más gente. Todos llevaban alguna bolsa de regalo o caja envuelta por lo que empecé a pensar que la fiesta no era una simple fiesta como para hablar de tonterías de gente rica, era una fiesta para alguien, alguien que tal vez esté de cumpleaños, es decir, no llevas regalos porque si a una fiesta, pero, ¿Quién era?
A los pocos minutos llegaron Jane y Stelle.
Ambas se veían muy bien arregladas, con vestidos de fiesta de colores dorados y plateados. Sus vestidos son muy parecidos al mío, ya que el mío es de un rosa metálico muy leve.
—Me alegra verlas. Ya me estaba durmiendo aquí—digo apenas ellas se acercan.
Un chico se acerca a Jane y tras susurrarle algo al oído ella asiente y él deja un beso en su cabeza: es Chase.
—Me pide que no me aleje—menciona refiriéndose a lo que acaba de pasar, a lo que yo volteo mis ojos.
—¿Siempre es así de mandón?—digo irritada.
—Me está cuidando, me lo pidió con amabilidad, Layla, ¿Cuál es tu problema?—dice un poco irritada.
—Que así empiezan, Jane. Una pequeña orden y luego te conviertes en una Mía—y cuando digo eso noto que no la he visto, tal vez se le presento algo a Gilbert y Mía, y no vendrán.
ESTÁS LEYENDO
Pequeñas lecciones.
ChickLitSeis chicas. Una escuela. Cinco chicos. Reglas que seguir. Muchas describen este mundo como un infierno o un paraíso. Y tendrán muchas lecciones por aprender. Nota: Hello :) Antes de que te pongas a leer, vengo a aclarar ciertos aspectos de la histo...