Todo era oscuro, no se veía nada más allá de mí, estaba tendido en el piso sin saber donde me encontraba, no había más que una enorme oscuridad.
Traté de ponerme en pie, pero fue inútil, un fuerte dolor en mi abdomen comenzó a molestarme, podía sentir cómo esa parte de mí se desgarraba, pero luego de un rato, ese sufrimiento llegó a su fin.
-¿Hola?-hable sin esperar respuesta-
-Estás solo, nadie va a responderte -pensé-
Hasta que un pequeño susurro llegó a mis oídos, era casi inaudible, pero tenia la fuerza suficiente para ser escuchado.
Unos segundos después, el ruido hace nuevamente su aparición, esta vez, un poco más fuerte; me pareció extraño, pero decidí no darle importancia.
Luego de un rato, este pequeño susurro se había convertido en un grito, un grito de dolor, un grito que claramente llevaba mi nombre.
Rápidamente, la preocupación llego a mí, alguna vez en mi vida escuché esa voz, me era familiar, sólo que jamás había podido escucharla de esa forma; cada vez se hacía más y más fuerte, al parecer no tenía intenciones de parar.
Comencé a desesperarme, ese grito retumbaba en mi cabeza haciendo que me doliera intensamente, yo trataba de recordar quién era el poseedor de aquella voz que me estaba volviendo loco. no paraba, todo siguió así por un tiempo, ¡quería que se detuviera! Hasta que de repente algo, o mejor dicho, alguien llegó a mi mente, no era muy claro, traté y traté hasta que por fin lo recordé.
-Brian...
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