Capítulo 5. "Sangre dorada"

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—Pensé que íbamos al pueblo —preguntó Cohen al entrar en mi aposento

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—Pensé que íbamos al pueblo —preguntó Cohen al entrar en mi aposento.

—Vamos hacia allá, pero voy a asegurarme de no llamar la atención. —Señalé mi vestido antes de dejar las joyas y mi tiara en el tocador.

—Oh, es verdad. —Se tocó la nuca con su mano.

Desordené un poco mi peinado y tomé dos capas.

—Toma. —Le lancé una de ellas—. Si te están siguiendo no deberías exponerte así en las calles.

—Gracias.

—No es nada. —Encogí los hombros—. Vamos —añadí, poniéndome mi capa para salir de la habitación.

La mayoría de los guardias estaban cuidando el salón real, y los cocineros y doncellas se encontraban ocupados, así que no nos fue difícil salir del palacio.


La mayoría de los guardias estaban cuidando el salón real, y los cocineros y doncellas se encontraban ocupados, así que no nos fue difícil salir del palacio

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—¿Entonces el intruso es un «sangre dorada»? —le pregunté a Cohen mientras recorríamos Piscis.

—Lamentablemente, sí —respondió y, después de quedarse callado un momento, agregó—: Y ayer casi me descubren los guardias por tu culpa.

Me reí.

—Perdóneme. —Lo miré con el rabillo del ojo—. No sabía que usted era el «príncipe, primogénito y próximo rey de Escorpio».

Aquea. Los reinos zodiacales IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora