13.
Lombardo caminaba a lo largo del pasillo en busca del profesional que estaba atendiendo a su amiga, necesitaba informe sobre la salud de la de ojos color sol.
—¿usted es el médico que está atendiendo a Irina Lutz? —preguntó cuando se cruzó con un hombre de bata blanca.
—sí, ¿es el hermano? Es que estoy esperando algún familiar para hablarle de los resultados.
— no, soy el amigo... Pero puede decirme a mí, su mamá no puede venir porque está trabajando.—mintió, en realidad no sabía el porqué la madre de su amiga no estaba ahí, porqué no se estaba preocupando por su hija.
— eso explica porqué no atendió las llamadas —comentó el doctor— señor...
—Mauro Lombardo.
—Mauro, sígame hasta el consultorio.
este le hizo una seña a sus amigos para que entrasen sin él, y caminó detrás del médico. Entraron en el consultorio, y tomó asiento en el pequeño sofá de piel que estaba frente al escritorio.
—¿si es mayor de edad? Porque sino, me tocaría esperar a la madre.
—sí, yo soy un año mayor que ella, solo que me tocó repetir por eso llevo el uniforme. —contestó. No había ido a cambiarse, después del colegio salió directamente al hospital.
—pues bueno, le comento esto porque en realidad es importante y espero que se lo pueda comentar a la madre. La paciente tiene todo muy bajo, lo que es peligroso, también tiene indicios de mala alimentación y mal dormir, esa combinación para nada es buena —hablaba el doctor mientras leía lo resultados— es importante que tenga sus comidas sin saltarse nada, con esto evitaríamos una anemia nuevamente porque según su expediente no sería la primera vez, y por lo visto el caso del año pasado fue grave.
Mauro continuó hablando con el profesional sobre la salud de su amiga y cómo deben ser los cuidados.
[...]
el sol de entraba por la ventana de la habitación de Mauro y pegaba directamente en el pálido rostro de Lutz quién lentamente empezó abrir sus ojos.
inhaló con pesar y tristeza, y se dio la vuelta para ver hacia la puerta que segundos después se abrió dejando entrar a un Mauro con un vaso de agua y un recipiente con pastillas.
—buen día sol —saludó con una sonrisa. Dejó el vaso en la mesa de noche y un beso en la frente de su amiga— necesito que te tomes esta pastillita para poder traerte el desayuno que hizo Sandra.
sin decir nada, tomó la pastilla y con un trago de agua pasó. El pelinegro podía notar la tristeza en el rostro de su amiga, y le rompía un poco el corazón verla así.
—¿qué pasa, corazón de arroz? —preguntaba mientras se sentaba en su cama al lado de ella.
—me duele Mauro, me duele que no haya ido al hospital a verme —contestó mientras dejaba salir algunas lágrimas— mi hermano regresó a casa y eso es suficiente para ella, se le olvida que tiene otra hija. Ni tan siquiera replicó cuando tu mamá la llamó para decirle que me tendrían acá en lo que mejoro ¡Soy su hija! ¡debería importarle mi salud!
—ay mi vida, sos tan buena y no te valoran. No sé ni qué decirte... Sabés que miles de veces te he dicho que te vengas para acá a vivir con nosotros, mi vieja te recibe y ahí te hacemos dormir con la Cande que ni se molestaría porque te ama boluda.
—es que es mi mamá Mauro —soltó en voz baja.
—pero no podés seguir viviendo así mi vida, si tu mamá ha sido una forra y perdóname pero es así. Acá no tenemos plata de sobra pero si amor, y es lo que vos necesitás.
tal vez esta vez aceptaría la oferta de la familia Lombardo.
hasta acá queda el cortísimo maratón, prometo que mañana les actualizaré otra vez. Gracias por leer y feliz sábado. 🦋
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ojeras negras ; dani ribba.
Fanfiction"¿qué historia hay detrás de ese par de ojeras?"