Capítulo 1

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Para Kray la enfermedad comenzó tal como aquel "pequeño" enamoramiento: Con pequeñas pistas inocentes y con actos no más que amables.

Había conocido a Cookie en las vacaciones seguidas al segundo año, cuando no era más que un niño nuevo en el vecindario en busca de amigos que se tropezó accidentalmente con la bicicleta de este. Un accidente tan común que inició una amistad muy simpática, al grado en que nunca se le pasó por la cabeza que aquella rubia fuese tal como él, un mago.

Así que la sorpresa que se llevaron ambos al encontrarse en aquel tren camino a Hogwarts fue cuanto menos maravillosa, un poco opacada al darse cuenta de que eran de diferentes casas, pero eso no los detuvo de sentarse lado a lado en el tren y hablar hasta por los codos.

Le rubie era amable y sabia de muchas cosas, en especial videojuegos; un entretenimiento que tenían los no-magos y en el que Kray se hallaba muy interesado, después de todo, en una familia llena de grandes magos no había tantas oportunidades de relacionarse con cualquier cosa relativa a los no-magos.

Ah sí, una familia de grandes magos, de ahí venía Kray, quién aunque no era terrible definitivamente no cumplía con las expectativas de sus familiares. Pero eso no era importante para él, no iba a ir por la vida maldiciendo gente o salvando al mundo, con el hechizo de lavado rápido y sus animales mágicos le bastaban la verdad.

Sin duda su año favorito en Hogwarts fue el tercero (Tampoco es que tuviese muchos entre los cuales elegir). No solo porque al fin había podido elegir cuidado de criaturas mágicas como materia extra, sino que también gracias a Cookie habia conocido a sus otros dos mejores amigos: un gryffindor llamado Tet y curiosamente un slytherin, Meit. Ambos hablaban gracioso y solo se le ocurría describirlos como desastres andantes que continuamente chocaban entre sí, pero aún así le agradaban.

Tet compartía la pasión por los videojuegos con Cookie e incluso le ofreció a Kray prestarle alguno si conseguía que lo enviasen desde su casa. Meit al parecer tomaba varias clases con ambos, y compartía la manía de Tet de gritar o hablar alto cada que se pudiese, cosa que solía desembocar en ambos teniendo peleas realmente divertidas y absurdas cuanto menos.

Peleas en las cuales normalmente él y le ravenclaw solo se dedicaban a observar y a veces hechar más leña al fuego. Solo para acabar riéndose, y oh, ¿Quién pensaría que aquella risa terminaría más pronto que tarde siendo la causa de su perdición?

Todo empezó ya en cuarto año, como de costumbre, en medio de una de las discusiones de Tet y Meit en el desayuno en el gran comedor, quienes aunque se volvieron más cercanos durante el verano, dicha cercanía parecía directamente proporcional al número de puyas que podían sacarse entre sí.

-Y por ello, las empanadas son, SIN LUGAR a duda, mejores que el Calzone, gracias. -Terminó su argumento el castaño mientras masticaba triunfalmente su tostada, al parecer bastante satisfecho consigo mismo.

-¡Oh, vamos! Enserio no me puedes comparar un pedazo de masa frita con puré, con básicamente una pizza ¡Frita! - Contrarió Tet a la vez que con la mano izquierda tomaba una cucharada de cereal y con la derecha batallaba por teminar una tarea que tendría que haber entregado hace una semana ya.

-¡Exacto! Sabe como a pizza, ergo, es tan malo que ni siquiera puede tener un sabor propio y tiene que robárselo a la comida más cliché de la vida. - Volvió a defenderse Meit

-Cliché pero efectivo, por ejemplo yo no sabía de las existencias de las empanadas hasta hoy. - Interfirió Cookie mientras se reclinaba con los brazos cruzados, expectante.

-Bueno... Eso es, ehm, un punto... importante, lo concedo -Admitió el argentino viendo las paredes del salón como si fuesen la cosa más interesante del mundo, no dispuesto a admitir su derrota se aclaró entonces la garganta y volteó a mirar a Kray directamente y cambiar de tema con deseperación- ¿Y qué me dices Kray, cómo ha estado Michi?

Oh sí Michi, su gata, a quien al fin había podido traer consigo después de mucho rogar y rogar a sus padres, se hayaba no muy bien de salud.

-Seh, conseguí que comiese un poco ayer, pero no mucho desde entonces. -Se expresó preocupado.

-Uhmm, aún debe de estar un poco estresada por el cambio de ambiente pero seguro se la pasa rápido, Amadeo estuvo igual los primeros días. -Le intentó tranquilizar Tet.

-Amadeo se te perdió los primeros días. -Le corrigió Meit, ganándose una mirada asesina del italiano.

-Pero, -Continuó Tet con la mirada fija en Meit, haciendo que la pañabra sonara más como una advertencia que un consejo.- si te preocupa mucho podrías pedirle ayuda a la maestra de cuidado de criaturas mágicas, algo debe de saber de gatos. -Le habló a Kray con un tono ya mucho más suave.

-Supongo, pero no creo tener tiempo de llevarla con ella. Hufflepuff está desesperada por puntos para la competencia de casas, así que tendré que estar con ellos haciendo actividades extras. -Dijo con un suspiro exhausto mientras se tiraba al respaldo de su silla, no le importaba ayudar a su casa, pero tampoco es que le entusiasmara mucho toda esa absurda competencia.

-Yo puedo llevarla. -Se ofreció Cookie con una sonrisa.

-¿Enserio? -Preguntó él incorporándose de nuevo. -Es un poco arisca.

Las miradas de Tet y Meit se posicionaron no muy disimuladamente sobre ellos en ese momento.

-Pff, no hay problema, en mi casa lidio con dos gatos revoltosos a diario; estoy acostumbrado a los arañazos. -Dijo encogiéndose de hombros, si Kray recordaba bien, eso era mentira. Había conocido a los dichosos Gelatina y Moana durante las vacaciones, y no eran nada más que dos bolitas de pelo mansas; aún así, apreció el gesto.

-Me ayudarías mucho la verdad, gracias.

Respondió con una sonrisa que se reflejó en el rostro del rubio, pero antes de que pudiese decir nada una repentina tos seca le atacó.

-Uh, ¿Estás bien Kray, no estarás tú también enfermo? -Preguntó Meit mientras terminaba sus tostadas y empezaba a recoger sus cosas, pues pronto empezaría el primer período de clases.

-Sí, sí, seguramente me atraganté un poco con la comida nada más. Gracias. -Teorizó mientras se aclaraba la garganta, inusual, pero nada de que preocuparse pensó. - Cómo sea, ¿Nos tocaba la clase de hechizos juntos, no? -Preguntó Kray a lo que el castaño asintió, y de esa forma los 4 se dispersaron y pasaron su día de clases con normalidad.

La enfermedad y las flores [Kray Team]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora