XXI

3K 269 149
                                    

Cuando despertaron ambos hermanos no se exaltaron al ver la falta del menor de los tres, supusieron donde debía estár y aunque no les gustara, no podían hacer nada.

Se alistaron y fueron al comedor, mirando por todos lados pero nada. Ni rastro ni de Marco ni de Luffy.

Se sentaron e intentaron comer con tranquilidad. Cuando Luffy estaba en celo parecía que tanto Marco como el propio Luffy dormían durante más tiempo, supusieron que eso había pasado.

Pero cuando dieron la una de la tarde y no había ni rastro de los dos terminaron por preocuparse, comenzando a dar vueltas como tigres enjaulados.

(...)

Marco apenas abría los ojos. Se sentía al extremo cansado, ¿qué había pasado para que se sintiera así? Lo último que recordaba era un ronroneo sobre él y... Espera, ¿un ronroneo? Solo Luffy puede hacer eso, y está en celo, ¿volvió a colarse en su habitación? Iba a moverse cuando notó algo: no tenía ropa puesta. Con paranoia se puso a mirar hacia cualquier lado hasta que miró hacia abajo, sus ojos agrandándose de manera poco natural al ver quien se encontraba también desnudo en su cama. Al verlo fue como si lo ocurrido horas atrás le llegara por fragmentos, no siendo difícil el completarlos, ahora todo era demasiado claro.

Se dejó caer en la almohada y se llevó las manos al rostro.

--¿Qué hice? --se recriminaba a él mismo

--Mmm... --se quejó el pelinegro, volviendo a esconderse entre los fuertes brazos de su acompañante en busca de evitar que la luz le llegara a los ojos.

Era más que claro que no había sido una pesadilla. El colchón tenía pequeños agujeros de las garras de Luffy, quien estaba marcado por cada parte de su cuerpo. Destapó un poco la sábana y su mínima creencia de que no era real se esfumó. Sus manos estaban más que marcadas en la cadera del menor, juraría que podían sacar hasta sus huellas dactilares de ahí.

Volvió a tapar su cara con las manos, o más bien con la mano del brazo que Luffy no usaba de almohada.

--Acabo de sentenciar mi muerte --volvió la vista a quien estaba en sus brazos. --Pero... Se sintió muy bien --admitió por fin, atrayendo todavía más el cuerpo contrario contra el suyo.

La luz no le dejaba volver a conciliar el sueño.

--¿Qué hora es? --se preguntó casi en un murmullo, mirando por la ventana como el sol estaba casi en lo más alto. --Es tarde, muy tarde --se dijo a sí mismo, volviendo a ver al pelinegro, quien seguía dormido sin preocupaciones.

Comenzó a moverlo con cuidado, pero parecía que la actividad de la noche anterior lo había dejado rendido. Probó otra vez un poco más fuerte.

--Marco, quiero dormir --se quejó en susurro, volviendo a buscar refugio en su escondite.

--Luffy, tus hermanos estarán preocupados --intentó persuadir.

--¿Y? Ya los veré luego --no se esperó esa respuesta.

--Y hay que ir a comer --también dijo.

--Vale, pero solo por la comida --al final abrió los ojos con pesadez, escondiéndose en la sombra que generaba el rubio para no recibir la luz directa en los ojos.

Marco se bañó y vistió, luego ayudó al D. a hacer lo mismo, quien no podía moverse casi, al final cargándolo al estilo nupcial y sintiéndolo dormitar en su hombro, la cola completamente quieta y las orejas sin ninguna fuerza.

Salió a cubierta y rápido fue abordado por los hermanos, pero con rapidez los esquivó para que no vieran la evidencia del "crimen" y fue a la cocina en busca de su amigo de tupé para que les preparara algo.

Avanzando con nuestra familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora