Pesadilla

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Mansión Shannel, Las Vegas, Nevada, 8 de enero de 1987

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Mansión Shannel, Las Vegas, Nevada, 8 de enero de 1987

Christian me quitó el sostén con delicadeza y se detuvo a mirar mis senos al descubierto, con algo de pena y timidez me puse lo brazos sobre ellos para cubrirlos.

—¡Eso no es necesario! —Me sonrió apartándome los brazos con suavidad—. ¡Eres perfecta Al! No sabes por durante cuanto tiempo he esperado esto.

   Me dio un beso intenso y apasionado mientras se quitaba la camisa y dejaba al descubierto su pecho y sus duros abdominales. No pude contenerme al contemplarlo profundamente. Pasé mi mano por sus abdominales y la deslicé hasta su pantalón, tenía una erección muy fuerte. El miró mi mano mientras lo acariciaba sobre la ropa y luego devolvió hacia mí su mirada, con unos ojos tiernos enmarcados por sus cejas perfectas y una sonrisa de ángel.

   Se puso sobre mí y terminó de sacarme el vestido guiñándome un ojo. Luego se desabrochó los pantalones y los dejó caer en el piso. Sus piernas eran fuertes y dejaba ver un paquete bastante apetecible entre ellas.

   Se lanzó a besarme nuevamente mientras yo me frotaba contra su cuerpo con mucha intensidad. Nunca había deseado tanto sentir a un hombre dentro de mí, como lo deseaba a él. Me deslizó la ropa interior por entre las piernas dejando mi intimidad expuesta, se siguió frotando contra mi mientras también se deshacía de su ropa interior, yo estaba humedecida por la excitación y también él.

   Su miembro se deslizaba por mi entrada mostrándome la dureza del mismo, haciéndome posicionarme para poder sentir como lentamente lo iba introduciendo, expandiendo mis paredes y entrando con más facilidad de la que pensé por el estado de humectación en el que nos encontrábamos.

  Cuando estuvo completamente dentro, me besó tiernamente y empezó sus embestidas, se sentía bien cuando lo sacaba completamente y luego lo dejaba entrar por completo otra vez, hasta el punto en el que me hacía ponerme las manos sobre la boca para que mis gemidos no pudiesen ser escuchados.

  Aceleró hasta que no pude más y alcancé lo creía podía ser un orgasmo, mientras él se venía dentro de mi intimidad regalándome un par de gemidos masculinos sin salirse de mí.

—Chris... ¿No debimos usar condón? —Le recordé algo preocupada,

—¿Para qué? Tú ya ni siquiera puedes tener hijos... —Miré la sábana blanca de la cama llena de sangre, y cuando vi de nuevo su rostro, se arrancó la piel, dejándome ver su verdadera identidad... ¡Era Dominick!

   Desperté sudorosa y asustada de ese sueño tan ambiguo, aliviada de que solo hubiese sido una pesadilla.

   Revisé mi reloj, eran las siete de la mañana. Saqué mis pies de la cama notando como realmente estaba húmeda por completo después de haber soñado con Christian. ¿Por qué me pasan estas cosas? En definitiva, necesitaba un baño de agua fría y también... ¡Sacarme de la cabeza la sensación de tenerlo dentro de mí!

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora