Es mentira el amor

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  Me levantó de las piernas para cargarme mientras yo seguía sosteniéndome de sus hombros, logrando sacarme una leve sonrisa. Me dio un nuevo y corto beso antes de llevarme por el pasillo trasero hasta su habitación. No le despegué la mirada ni un segundo. Sus ojos celestes me miraban de vez en cuando y me sonreía con complicidad.

   Cuando llegamos a su aposento me lanzó a la cama y cerró la puerta con fuerza antes de lanzarse de espaldas a mi lado.

—¿La razón que piensas darme para vivir es traerme aquí para tener sexo contigo? —Bromee un poco.

   Hizo pequeño el espacio entre sus cejas.

—¿Crees que te traje aquí para acostarme contigo? —Si no había sido así, estaba sonando como una completa ninfómana al decírselo.

   Él abrió uno de los estantes y sacó una pequeña caja de madera, la cual puso sobre la cama.

—Tú me contaste tu historia sobre él amor, ahora quiero contarte sobre la mía.

   Abrió la caja sacando un anillo de compromiso con un diamante envuelto en una rosa de oro, y luego sacó una foto que parecía haber estado guardada por durante muchos años en ese cajón.

  Una chica bastante hermosa aparecía en ella, era bastante parecida a Selena, a decir verdad, pero sin su aura malvada. Estaba sonriendo mientras una versión más juvenil de Christian la abrazaba por la cintura.

—Su nombre era Méredith Asher, iba a convertirse en Méredith Shannel antes de que... —El tragó grueso como si estuviese a punto de llorar y un nudo se hizo en mi garganta—. Fue difícil cuando los resultados arrojaron que ella padecía una especie de cáncer altamente agresivo. Ya era mi prometida cuando sucedió, la acompañé a sus terapias, cuidé de ella... Tuve la esperanza de que se recuperara, quería seguir teniendo una vida con ella porque enserio la amaba. Cuando su estado empeoró me pidió que canceláramos la boda, y yo denegué su petición... Incluso sabiendo que podía morir, incluso si debía casarme en el hospital, lo haría por ella. Me pidió una nueva fecha entonces y acepté por su insistencia... dos meses dijo... Pasé con ella casi cada momento ayudándola a mejorar y llorando por las noches al ver que su estado empeoraba, y cada vez que le pedía que nos casáramos al día siguiente ella solo decía, espera, ya falta menos para la fecha...

   Sentí como mi corazón se estaba empezando a quebrantar.

—Una semana antes de la boda, ella murió. —Hizo una pausa y una lágrima le rodó por la mejilla—. Nunca existió la posibilidad de casarnos en dos meses... yo no lo sabía, pero los médicos le habían dado solo un par de semanas de vida... Ella se extendió por más tiempo contra todo pronóstico.

   Apretó los párpados para que las últimas lágrimas terminaran de caer, mientras yo tenía los ojos como si fuesen ríos. Guardó el anillo y le dio un beso a la foto antes de guardarla nuevamente.

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora