Jueves ; parte 1

121 17 122
                                    

Gritos eran los que seguían en los oídos de Agustín. La discusiones con su novia cada vez eran mayores, ya no estaban bajo el control de ambos, solo se hacían presentes cuando a uno le molestaba una boludez, porque sí, si eran realistas eran boludeces.

Su amor por la rubia se había esfumado por alguna parte. Esos ojos marrones no lo hacían sentir vivo. No le sacaban un suspiro. No aceleraban sus latidos ni veía reflejadas las montañas en el río en esos dos ojos.
Sentia que la odiaba, pero no podía mentirse tan descaradamente, sentía algo por ella. Tal vez un amor de amigos, o el amor de hermanos, es decir: quería cuidarla, era una linda persona y no se merecía nada malo.

Sin embargo protegerla a ella le estaba haciendo mal. Estaba pensando cien por ciento en ella, en su salud, en su bien estar, en que no tenga que cargar con un peso tan grande como el que venía cargando Agustín en su espalda.

Ella. Ella. Ella. Ella.

Su cabeza asi pensaba cada vez que quería decirle lo que le pasaba cuando la tenía en frente. Sentía que le dolería a ella si el la dejaba.

Habían hablado de eso. Las palabras de la rubia fueron "no puedo seguir sin vos, Agus" y claro, el peso de tener que cargar con dos estados de animo no era lindo. Ademas las palabras de sus amigos les decían  "cuidala, es una de las personas más importantes de mi vida, cuidala. Ella te ama"...

¡él no la amaba!

¿Solo importa que ella este bien? Penso.

Tal vez solo importaba ella, si Agustín pensaba en si mismo quedaría como un egoísta, ¿qué podía hacer? ¿seguir con ella obligado? ¿obligarse a amarla? No podía decir un "te amo" sin sentirlo, y tampoco quería hacerlo.

Necesitaba otra persona, un consejo, un aliento que le diga que debería dejarla y buscar su felicidad.

Su mamá. Ella iba a saber qué hacer.

Fue afuera del departamento de su novia, llamo a su mamá y espero a que conteste.

—¡hola hijo!—saludó alegre la mujer.

—hola mami. Necesito un consejito tuyo—fue directo al punto, si lo dejaba pasar no lo nombraría por miedo.

—decime entonces, hijo.

—¿te acordas de Candela?—empezo a hablar y la mujer lo interrumpió.

—tengo memoria todavía, Agus. ¿Qué paso con ella?

—no me dejas terminar de hablar, ma.—rieron y Agustín respiro profundo para seguir hablando—pasa que yo a Cande no la amo más... pero ella me dice que sin mi no puede seguir, y sus amigos dicen que tengo en mis manos a una de las personas más importantes en sus vidas, que la cuidé porque ella me ama, y ese peso encima me esta haciendo mierda posta. Yo hace unos 3 meses no siento nada por ella, realmente no es lo mismo, pero me dijeron eso y si la dejo a ella quedaría re mal con los amigos, como un egoísta por pensar en mí antes que en ella.—suspiro mordiendo su labio para no dejar escapar las lagrimas. Se sento en el cordón de la calle, abrazando sus rodillas contra su pecho y escondiendo su cabeza en el hueco que quedaba entre sus rodillas y pecho.

—Agus, vos en su momento la amaste, y si ahora ya no lo haces esta más que perfecto, no te tenes que obligar a amar nunca, ¿escuchaste?. Si sus amigos y ella te dijeron todo eso y ahora ya no la amas, por más egoísta que suene lo que voy a decir, tenes que dejarla y buscar tu felicidad, hijo, realmente te estas haciendo mucho la cabeza por algo que es simple: solo fijate en tu felicidad, mientras no le hagas mal a nadie esta perfecto. Y dudo que quedes mal con los amigos solo por dejar a Candela, di ustedes terminan bien no tienen de qué quejarse, fueron felices por 3 años y si ahora quieren terminar esta perfecto.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 02, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

JUEVES Y LA PLAYA ; WosacruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora