12. Capítulo Doce

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—¿Ma-Matt? —Pregunté tartamuda.

No podía creer que Matt estaba allí, mirándome, mirando a nuestros hijos.

—¿A-Ana? —Preguntó.

Corrió hacia mi y al llegar vio a los niños, los tomó en sus brazos y me miró como pidiendo que le dijera algo, y por primera vez en todos los años que llevaba conociendo a Matt, lo vi llorar.

—Annabel, te amo, te amo, te amo —Dijo y me besó.

—Matthew, quiero que me expliques todo esto, ¿Por qué di a luz si sólo tenía un mes?, ¿Por qué puedo teletransportarme?, ¿Y cómo es que son gemelos?

—Anna, yo te juro que te lo explicaré todo, pero ahora debemos seguir.

Yo tomé a uno de los niños y Matt se quedó con el otro.

Empezamos a caminar dentro del palacio, en todo lo que caminábamos todos me miraban raro, como si tuviera algo en la cara, como si yo fuese la "de otro planeta", pensé que era porque ya era oficialmente la reina, pero no.

—¿Matt, tengo algo en la cara? —Pregunté.

—No —Dijo Matt aún mirando al frente.

—Pero es que...

—Ya te dije que no —Me interrumpió.

Entonces recordé a Marcos.

—Matt, Acacia se llevó a Marcos —Dije.

—Lo sé.

—¿Y entonces por qué no has hecho nada?

—¿Qué crees que estamos haciendo?, vamos a rescatarlo y a acabar con Acacia de una vez por todas.

—No quiero ir —Paré de caminar— no con los niños, esa tipa es una loca, además fue a buscarme cuando se llevó a Marcos, ella quiere matarme.

Matt se paró en frente de mi y me miró con sus hermosos ojos verdes normales, esos que me enamoraron.

—Annabel ni creas que te voy a dejar sola aquí, en este lugar, es la casa de Acacia, ¿Crees que estarás más segura aquí sola?

—Matt tengo miedo.

—Yo te protegeré.

Empezamos a caminar de nuevo hasta llegar a una gran puerta blanca, como de cinco metros de altura y cuatro de ancho.

—Ya saben que hacer, si eso no funciona el plan B esta en pie —Dijo Matt e inmediatamente todos entramos.

Acacia como si nos esperará nos miró y sonrió, estaba sentada en un trono enorme, de oro, con pequeños diamantes alrededor.

—Los estaba esperando, ¿Quieren algo de tomar? —reguntó con una falsa sonrisa.

—Sí, quiero tomar tu culo para echarlo a los dragones —Dijo Alex—

—Oh vamos precioso, no te enojes —Dijo Acacia— estoy siendo muy amable.

—Comencemos —Dijo Mattm

Amelia salió de la habitación rápidamente, pensé que había huido pero luego me di cuenta que era parte del plan.

—¿Tanto miedo le dio? —Preguntó Acacia.

—Miedo debería darte a ti —Dijo Alicia.

—Vamos Ali, ¿Quieres que te diga tu futuro?

—Ni te atrevas —Respondió Alicia.

—Si es que no llego a matarte, te vas a casar con Alex.

—Cállate —Dijo Alicia enojada.

—Van a tener un hijo.

—Te lo ganaste.

Alicia utilizó su poder y una gran ventisca empujó a Acacia haciéndola caer.

Alex lanzó una enorme bola de fuego, pero Acacia se encerró en una extraña burbuja.

—Maldito campo de fuerza —Maldijo Marcel.

—Los herederos —Dijo Acacia y sonrió con maldad.

Encerrada en su extraño campo de fuerza se acercó a mi.

—No te reconocí Annabel, estas muy diferente —Me dijo.

Mis nervios y miedo estaban a flor de piel.

Y no sé como ella me quitó a el niño y lo entró en su campo de fuerza, hizo lo mismo con el que sostenía Matt.

Todo mi cuerpo sintió una descarga de energía, una luz violeta subía desde mis pies hasta mi cabello, me elevé en el aire, pero no sentí miedo, no sentía nada, nada más que rabia, yo sólo quería a mis hijos bien.

Todo a mi alrededor se levantó del suelo y se elevó junto a mi.

—¿Pero que diablos? —Preguntó Alex.

—Suelta a mis hijos —Le dije a Acacia.

—¿Quién me lo ordena?, ¿Tú?

—Suelta a mis hijos.

—Bien, si eso es lo que quieres.

Acacia los soltó y cuando vi que caerían al suelo, los elevé en el aire.

La empujé y luego la eleve, la ahorcaba sin tocarla, luego la choqué de la pared fuertemente varias veces.

Cuando cayó al suelo Amelia entró con un gran libro en la mano y al ver a Acacia empezó a leer.

"Ju le ki kozu cohstiruo je raimu, ju, zafrares ja mfhsu da luz ki andun, sun Ka mi, Sun Ka ma, Sun Sun Sun", no recuerdo más de eso.

El cabello de Acacia se volvió negro, y sus ojos ya no eran rosados, eran marrones, su cuerpo se puso débil.

Y así vencimos a Acacia.

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