Luego de que Tara, una de las elfas domésticas de la propiedad Malfoy le dijese que su madre se encontraba desayunando en la Biblioteca de la Mansión, Draco comenzó su recorrido hacia allí con la carta en su mano.
Al entrar en la habitación, escuchó voces conversando pausada pero cordialmente. Se encaminó hacia el sonido, encontrando a su madre en uno de los sillones singulares y frente a ella, dándole la espalda a Draco, yacían dos más. Cuando su madre levantó la vista, las voces se acabaron.
-Hijo, querido. Has llegado justo para acompañarnos en el desayuno.- La voz que estaba utilizando su madre era la misma que usaba en los eventos públicos o cuando se encontraban con algún conocido en la calle. Draco no pudo evitar sonreír con sorna internamente. Detestaba aquella voz.- Invité a Nyx y a Apolo, así podíamos conocernos un poco mejor.- Su madre tuvo el descaro de sonreír, como si no hubiese estado aterrada ayer por la mañana por la presencia de esas mismas dos personas en su casa. Narcisa Malfoy era una estupenda actriz, nadie jamás podría haber percibido otra cosa más que calma en su actuar e incluso relajación.
-Buenos días.- Saludó Draco, conjurando silenciosamente una silla para él al lado de su madre y tomando asiento.- Espero que la mansión les esté resultando hospitalaria a nuestros invitados.- Añadió levantando la mirada, encontrándose con dos pares de ojos mirándolo fijamente. Draco escondió un estremecimiento, no dejaban de darle una mala sensación.
-Verdaderamente sí, debo decir que no estoy tan acostumbrado a tantas ostentosas comodidades.- Habló por primera vez el joven llamado Apolo. Las comisuras de su boca se encorvaban ligeramente hacia arriba, como si encontrase toda la situación más que divertida. Como si estuviese disfrutando de alguna broma interna, todo el tiempo.
-Estaba comentándoles que sería una buena idea que comiencen esta misma tarde a conversar, ¿quizás en el living del ala este?- Narcisa estaba haciendo uso de todas sus dotes de soliacité, derrochando encanto. Y para un tercero observante fallando estrepitosamente. Los jóvenes que se encontraban delante de ella parecían ser inmunes al arte de la conversación trivial. Observaban a Draco como si fuese una película recién estrenada, absortos en sus manerismos y resultándole hasta perezoso.
-Por supuesto, madre.- Respondió Draco. Quizás la insignia de Prefecto debiese esperar hasta más tarde, no le hacía ninguna gracia compartir ese pequeño logro delante de aquellos ojos inquisidores.- Enviaré a Tara a sus habitaciones luego del almuerzo para que les indique cuando esté listo para ustedes.-Draco intentaba hablar devolviéndoles la mirada de la manera más vacía que pudiese manifestar.
-Eso estaría muy...-Comenzó a decir Apolo, pero fue interrumpido por Nyx quien por primera vez desde aquel encuentro fuera de su habitación, abría su boca.
-En realidad, creo que sería mejor empezar cuanto antes. Tenemos otros deberes por la tarde.
¿Cómo alguien podía referirse tan elocuentemente e imponerse de manera tan asertiva hablando con un tono de voz tan frío y controlado, incluso bajo?
A Draco no le gustó que le quiten su capacidad de decidir sobre la propia organización de su día. El disgusto por los extraños que siempre lo había caracterizado amenazaba a hacer una apariencia. La comisura izquierda de Apolo se levantó incluso un poco más, formando una mueca casi burlona e intentó rápidamente ocultarla bajando su cabeza ligeramente para tomar un sorbo de té. ¿Qué le resultaba tan divertido?
-Creo que Draco no debería tener inconvenientes con ello.- Dijo Narcisa, al ver que su hijo no respondía.
Si cumplís las órdenes va a estar todo bien. Todo va a estar bien.
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Hiraeth
Fanfiction¿Los monstruos nacen así o son creados? Draco Malfoy no ha podido descansar desde que el cuerpo de Cedric Diggory apareció sin vida al final del Torneo de los Tres Magos y su ansiedad sólo se ve aumentada cuando su hogar es invadido por el primer gr...