Hiraeth

CAPITULO SIETE: Pansy Parkinson

Draco inmediatamente alejó sus manos del cuerpo de Nyx, quien no parecía entender la tensión repentina del que se arrodillaba ante ella y de la mujer que parecía completamente espantada de atestiguar la escena desde el marco de la puerta.

-¿Qué es esto?-Inquirió, sin poder hacer uso de la típica máscara de compostura con la que Nyx ya había comenzado a sentirse familiarizada.

-Madre, no es lo que crees. Simplemente estaba herida y estaba ayudando a curarla.-Explicó Draco, con disculpa en su voz mientras se levantaba y acomodaba el saco de su traje negro.

-¿Herida? Nyx, creí que no nos acompañarías ésta mañana.-Dijo, comenzando a componerse. Nyx no lograba comprender la gravedad que ambos presentes parecían sentir.

-Surgió un imprevisto. Apolo y yo iremos junto a Draco hasta Londres.-Dijo y luego agregó.-Debería ir a bañarme.-Comenzó a moverse, tomó la ropa que se había quitado y su varita y pasó al lado de Narcisa al salir de la habitación.

Luego de ducharse rápidamente, bajó las escaleras justo a tiempo para encontrarse con Apolo. Ambos vestían ropa que Narcisa les había comprado en las últimas semanas pero que no habían utilizado, ya que se sentían cómodos con la ropa que acostumbraban a utilizar. Ahora, Nyx vestía un vestido suave y grueso color negro que le llegaba justo encima de las rodillas de mangas largas. Los bordes de las mangas, el cuello y el borde del vestido tenían un hilado color plateado. A partir de la cintura el vestido era unos centímetros más suelto en la caída del mismo. Debajo del vestido, utilizaba unas calzas de lycra color negras semi transparentes y unas botas de tacón corto del mismo color.

Apolo lucía un traje de vestir negro similar al de Draco, pero en vez de una polera de cuello alto, tenía una camisa negra debajo. Al verla a Nyx sonrió con sorna.-Bueno, esto es algo nuevo.-

-Quisiera decir que es incómodo, pero no lo es.-Respondió Nyx secamente.

Esperaron unos minutos juntos al pie de las escaleras. Eventualmente, Draco apareció al lado de su madre. Nyx y Apolo notaron la inmediata tensión que traían consigo, pero poco importaba. Narcisa miraba fijamente a Nyx, estudiándola. Nyx arqueó una ceja, jamás esa mujer la había mirado de aquella manera.-¿Sucede algo?-Inquirió.

-No, nada en lo absoluto.-Respondió, parpadeando quizás dándose cuenta en ese momento de la actitud que había adoptado. A Nyx no le había costado comprender que Narcisa Black estaba familiarizada con el arte de la Oclumancia. Desde el primer día le había costado ver sus pensamientos, obteniendo sólo pequeños atisbos de vez en cuando.- Bueno, mucho éxito en Hogwarts. Nos veremos en el receso Navideño.

Nyx solo asintió.

A medida que se acercaban a la estación de tren, la inquietud de Draco Malfoy parecía aumentar cuestión que sólo lograba engrandecer la irritación que había comenzado a sentir Nyx. Su cuerpo dolía y sospechaba que quizás alguna de las costillas hubiese lastimado el tejido interno de su torso y hubiese quedado sin sanar. La imposibilidad de conjurar un diagnostico sobre si misma en aquel momento era una inmediata incomodidad. Otro pesar con el que debería lidiar al estar rodeada de adolescentes.

Para cuando llegaron a la estación, Draco ya era una viva imagen de histeria. Lucía pálido, Nyx podía ver pequeñas gotas de sudor en su frente y se retorcía las manos y no dejaba de mover su pie derecho con impaciencia. Mientras el chofer estacionaba el auto en el que iban, Nyx estiró su brazo y apoyó con fuerza su mano sobre el muslo de Draco.-Suficiente. Cálmate.

-No me toques...-Comenzó a decir Draco con odio pero Nyx lo interrumpió.

-Si pretendes que pasemos desapercibidos deberás comportarte como tal. Sé útil. O deberé asegurarme de que no arruines las cosas de otra manera.-La amenaza de utilizar la Maldición Imperio era clara como la luz del día. Draco pareció palidecer aún más pero se quedó quieto.- No te lo diré por segunda vez. ¿De acuerdo?-Draco asintió sólo una vez.- Ahora baja, no iremos juntos.