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Nuestro bello musulmán y el seme Todoriko iban caminando juntos a la casa del bicolor después de la escuela. Era un viernes agradable, y la pareja se la pasaría juntita todo el fin de semana en la gran casa Todoroki. Y sí, tendrían el lugar para ellos solos.
-¿Qué te gustaría hacer, Kats?- preguntó el heterocromático mientras entraban a su casa.
- Primero deberíamos comer, imbécil.-
- Bien.-decía el más alto para después sonreírle. Y al ver semejante expresión, Katsuki no pudo evitar sonrojarse ligeramente.
- Yo cocinaré... tú cocinas horrible.- fue lo que dijo él cenizo para irse rápidamente hacia la cocina y que su novio no pudiera ver su cara. Y es que por lo general, siempre se veía a Shoto realmente serio; pero cuando estaban solos, el bastardo mitad-mitad llegaba a ser realmente expresivo.
El simple hecho de pensar que sólo con él Todoroki era así, le aceleraba el corazón.
- Kats.- llamó el invierano, sobresaltando al menor debido a estar absorto es esos estúpidos pensamientos.- ¿Quieres que comamos en la mesa de la sala para ver una película?- preguntó con serenidad. Y al contrario que él, Katsuki volvía a estar nervioso con, otra vez, un sonrojo en su rostro.
- ¡Haz lo que quieras!- le gritó el ojirubí, tratando de no mostrarse nervioso. Pero al bicolor no le molesto esa reacción, después de todo ya estaba acostumbrado y hasta le gustaba eso de su novio; así que Shoto sólo le volvió a sonreír. Sorprendiendo nuevamente al cenizo.- Pero... escoge una buena película...- dijo ya más calmado.
- Claro, amor.- le respondió Todoroki, otra vez poniéndole los pelos de punta al cenizo.
- ¡Cállate ya imbécil!- le gritó el menor mientras arrojaba una cuchara hacia su novio, pero este había logrado escapar. - ¿Por qué es tan malditamente idiota?- preguntó para si.
Y es que a pesar de todos esos meses que llevaban juntos, Bakugou aún no lograba acostumbrarse del todo a esas muestras de cariño. Le parecía raro ver a un chico que todo el tiempo era serio y fuerte -no tan fuerte como él, claro- llegar a actuar cariñoso y cursi.
Y con esos pensamientos, fue que Katsuki se mantuvo cocinando hasta que terminó de preparar todo.
- Eso fue rápido.- hablo su novio mientras caminaba hacia él para ayudarlo con los platillos y utensilios para comer.
- Es porque yo soy el mejor.- presumió el ojirubí.
- Es cierto.- dijo el mayor para luego darle un beso en la mejilla al cenizo, a lo que sólo obtuvo un gruñido por parte de este, pero también logró distinguir su sonrojo.
