Todo empezó por casualidad. Era mi día libre y decidí aprovechar para terminar ese nivel en Gears of Wars en el que no lograba superar al jefe final, era un duro rival y estaba a punto de matarlo cuando de pronto se fue la luz.
—¡No puede ser! ¡Me lleva la que me trajo!
Frustrada dejé el control de mi Xbox en el suelo y me dirigí a la ventana para ver si se había ido la luz en toda la cuadra o solo en mi edificio. Todas las calles alrededor estaban oscuras, confirmando que efectivamente la energía había sido cortada en todo el vecindario.
—¡Maldición! ¡Es la quinta vez en este mes! ¿Qué chingados hacen con la electricidad para que se vaya tan seguido?
De verdad que no me lo explicaba, tenía cinco años viviendo en el mismo apartamento y nunca se había ido tanto la luz como en los últimos tres meses. Todos en el edificio nos habíamos quejado con el dueño, pero no había nada que él pudiera hacer cuando el corte de energía era en toda la zona.
Estaba pensando seriamente en mudarme, sin embargo quería ver si el problema de la electricidad podía solucionarse antes de tomar acciones drásticas.
Me quedé un rato mirando el cielo, todavía faltaban unas horas para que anocheciera y me fuera a dormir, pero sin electricidad no tenía mucho que hacer. Quizás podría conectarme a internet desde mi teléfono, sin embargo mañana tenía que ir a trabajar y no quería gastar la batería, o si no mi alarma no me despertaría por la mañana.
Estaba aburrida y tampoco quería salir, así que solo me quedé mirando por la ventana. El edificio de al lado estaba ridículamente muy cerca y era casi lo único que podía mirar además del cielo. Un tono amarillo llamó mi atención en una de las ventanas.
Ese amarillo resultó ser la cabellera de un chico más o menos de mi edad, jamás lo había visto antes, aunque eso tiene sentido porque tampoco es que estuviera mucho en casa y cuando estaba no acostumbraba mirar por la ventana.
—Es lindo
Me sentía algo extraña mirando a un desconocido en la intimidad de su hogar, pero no tenía nada mejor que hacer y no estaba haciendo nada malo ¿cierto? Un pequeño vistazo no venía mal de vez en cuando.
Al parecer tenía música prendida, pues pude notar que sus labios se movían y sostenía una barra de chocolate como micrófono, además del ocasional paso de baile improvisado, era bastante entretenido de ver.
Por lo que pude ver la ventana daba hacia su cocina, en cierto momento abrió la puerta del refrigerador y sacó una botella de jugo, la abrió y le tomó directo del bote.
—Este cuate... agarra un maldito vaso
En un gesto casual, el rubio levantó su camiseta para rascarse el abdomen y vaya vaya, que buena vista me había dado. Estaba ligeramente marcado pero no en exceso, justo como me gustaba.
—Maldición
Aquella visión me estaba derritiendo poco a poco, me sentía como una stalker mirando, pero el chico era como un imán que no me dejaba despegar la vista de él y mucho menos cuando se tiró el jugo encima y se quitó la camisa. Porque claro, era más fácil quitarse la camisa que ir por un trapo para limpiar el desastre.
Dejé de mirar por la ventana en el momento en que su pelo rubio salió de mi rango de vista.
La segunda vez que lo vi fue alrededor de una semana después. De nuevo se había ido la luz, pero estaba vez no estaba tan molesta, de hecho podría decirse que deseaba que se fuera la luz y no estaba segura de por qué.
De nuevo me fui hacia la ventana y me apoyé en el marco de la misma, esta vez con la mirada fija en la ventana del vecino de enfrente. Era imposible no mirarlo, en primera porque había llamado mi atención la última vez, en segunda porque no podía negar que se me hacía bastante atractivo y en tercera porque era el único en su edificio que tenía la luz encendida.
Espera ¿Cómo es que ese maldito es el único que tiene electricidad en toda la manzana? Me imagino que ha de tener un generador de emergencia o algo, pero esas cosas eran bastante caras, incluso yo había considerado comprarme uno y desertado de la idea al ver el precio.
Cuando salí de mis pensamientos me encontré con una vista bastante interesante, ese rubio sonriente estaba sentado en la barra de su cocina, sonriente como si no se hubiera cortado la electricidad en toda la zona y comiendo nutella desde el mismo bote.
¿Es que acaso este tipo no conoce lo que es servirse en un recipiente aparte? Y ahora que me fijaba mejor ¿Por qué no tenía una camisa puesta? Atiborrándose como estaba de nutella se le cayó un poco en el abdomen y joder, que ganas de lamerla directo de su piel.
En lugar de eso la limpió con su dedo y se la llevó a la boca, pasando más tiempo del necesario lamiendo su dedo para asegurarse de que no quedaran rastros de la crema de avellanas. Cuando dejé de mirar tenía las mejillas sonrojadas y tuve que ir al baño a echarme agua.
La tercera vez que lo vi ni siquiera se había ido la luz, pero no podía sacármelo de la mente, así que no tuve más remedio que quedarme como estúpida en la ventana hasta que pasara algo interesante. Y para mi buena fortuna allí estaba mi vecino sin conocimiento de que existían las cortinas.
Esta vez tenía música puesta mientras lavaba los trastes ¿y como sabía que tenía música puesta? pues muy fácil, era porque se estaba moviendo de un lado a otro como bailando y además por el movimiento de sus labios sabía que estaba cantando.
De un momento a otro dejó de lavar los trastes y se subió a la mesa que estaba al lado, pero el problema no era ese, oh no, la cuestión era que su baile era sumamente sugerente, parecía que estaba haciendo un strip tease, y la situación no mejoró cuando se quitó la camiseta para lanzarla a quien sabe donde y comenzó a jugar con el elástico de sus pantalones, insinuando que iba a quitárselos.
Al diablo con todo, iba a ir en este mismo instante a su casa y solo podía haber dos resultados: uno, le decía que se consiguiera unas malditas cortinas y terminaba siendo un incidente incómodo entre vecinos; o dos, evitaba mencionar que lo había estado mirando por la ventana y de alguna manera terminaba sacándole el nombre y con suerte su número de teléfono.
Estaba nerviosa por lo que pudiera pasar, pero hey, la vida es un riesgo. Quizás sacara algo bueno de todos esos apagones después de todo.
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Vecinos
FanfictionVivir en la ciudad tiene sus ventajas, pero estando los edificios tan cerca las vistas no son muy buenas, eso es hasta que te das cuenta que tu vecino tiene costumbres algo peculiares.