🏆 Epílogo

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[Años después]

[Mansión Sakamaki]

Ayato dormía en el sofá junto a las escaleras, hasta que sintió un aroma conocido, uno que no había sentido en años. Abrió los ojos, se incorporó y dirigió su mirada hacia la entrada.

Las puertas se abrieron, dando paso a aquel hombre de poderoso porte. De largo cabello albino y brillantes ojos ambas, vestido de traje negro y camisa blanca, con un pañuelo rojo amarrado en un moño sobre uno de sus hombros.

– Ayato...Buenas noches –sonrió.

– ... ¿Qué haces aquí, viejo?

El hombre rió.

– ¿Es así como saludas a tu padre?

– Tch.

– ¿Padre? –llamó, ladeando la cabeza.

– Ohh~ Qué extraño verte aquí. Nfu –sonrió.

– Kanato, Laito.

– Es extraño verte aquí –dijo el rubio, apareciendo sentado en las escaleras, con los ojos cerrados.

– ¿A qué debemos que nos honres con tu presencia? –acomodó sus lentes.

– Así que ese era el aroma que me despertó –chasqueó la lengua, fastidiado.

– Shū, Reiji, Subaru –sonrió.– Qué agradable verlos a todos.

El Rey Vampiro comenzó a caminar, adentrándose a la sala y siendo seguido por sus hijos, quienes lo veían con cierto recelo; se acercó a uno de los sofás individuales y se sentó, cruzando las piernas una sobre otra y sus manos sobre su regazo.

– Tengo un anuncio que darles.

– ¿Volverás a casarte? –bromeó Laito.

– Hm –sonrió.– No...No yo.

– ¿Ah?

– Me he visto con un viejo amigo hace unos días, para conversar y hacer negocios. Tiene una hija, es muy hermosa e inteligente. Y, bueno, llegamos a un acuerdo. Esa joven se casará con uno de ustedes.

Los hermanos se veían confusos ante las palabras de su padre, y expectantes al oír el nombre del pobre desafortunado que formaría parte de su desconocido y, seguramente, maléfico plan.

– ...Ayato.

– ¿Qué? –atinó a decir, con sorpresa.

Los otros cinco miraron a aquel pelirrojo con la misma sorpresa, sin saber si sentirse aliviados, preocupados o celosos.

– E-Espera ahí, viejo. ¿Por qué Ore-sama debe hacer lo que digas? –se cruzó de brazos.

– Oh, no seas tan rudo. Te agradara esta...chica.

Antes de que aquel trillizo pudiese quejarse, un teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo. Karlheiz sacó su celular de uno de los bolsillos, observó la pantalla y volvió a guardarlo.

– Tengo una reunión. Deberán disculparme –se levantó.– Fue agradable verlos –miró al pelirrojo.– Ayato, deberé pedir que te prepares. Conocerás a tu prometida la noche de mañana, cenaremos con su padre.

– Pero-

– Me alegra que lo comprendas –sonrió.

El hombre comenzó a caminar, saliendo de la sala y dejando aún desconcertados a sus hijos.

Pride 🏆 Ayato Sakamaki 🐍🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora