CAPITULO NUEVE: CATARSIS

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Nyx sabía que probablemente tardarían en darle la señal para comenzar su misión, no pretendía ingresar a Hogwarts con una luz verde para iniciar una masacre asesina. Pero a medida que pasaban los dos primeros meses empezó a hacérsele eterno.

Si bien las clases no eran difíciles, al menos no las prácticas, las que poseían inclinaciones más sociales le costaban. Toda su educación se basaba en hechos y respuestas lisas y llanas. Encontrarse con el deber de escribir ensayos sobre temas dados en clase le resultaba incomprensible. ¿Por qué debía explayar y reflexionar sobre las cosas qué sucedieron?¿Cuál era el sentido de aquello?

Quizás de no ser por lo que sucedería aquel día, hubiese logrado evitar aún mucho más tiempo a Draco Malfoy.

Con el pasar de los días, Nyx se convirtió testigo de una imagen de Draco que ella no había imaginado nunca.

Para empezar, la gente nunca se dirigía a él como "Draco", sino que lo llamaban por su apellido. Siempre parecía estar rodeado del mismo grupo de gente que se reían de sus bromas y celebraban sus comentarios sarcásticos. Pansy Parkinson parecía sentirse cada día más cómoda refregando su cuerpo contra el de él de una forma en que le hacía recordar a Nyx a las mantícoras que tenían en la Academia Hades una vez que eran seducidas a través de encantamientos. A Draco no parecía molestarle y, al menos públicamente, no participaba activamente en tales demostraciones afectivas. Pero lo que más le había sorprendido a Nyx no era todo aquello.

Lo que le sorprendía era la actitud que no sólo Draco, sino de todos los alumnos de años superiores de Slytherin tenían.

En los pasillos la gente parecía alejarse casi inconscientemente ante la presencia de las túnicas con detalles verdes y serpientes bordadas. Miradas sucias y comentarios crueles. Incluso algunos profesores tenían actitudes que contra otras casas no parecían demostrar. Lamentablemente, las explicaciones breves y toda la información que Narcisa le había proporcionado sobre cómo comportarse dentro de la escuela no había sido suficiente, ya que Nyx no lograba entender las dinámicas del todo en sí.

No sólo con respecto a esas cuestiones, sino que al parecer, todo el asunto del estatus de sangre era de gran importancia. Por algún motivo, el insulto supremo era decirle a alguien sangre sucia pero ella no lograba entender lo ofensivo de aquello. Aún no terminaba de comprender la reacción de Hermione Granger al ver que un Slytherin se le acercaba.

A Nyx no le habían insertado una ideología en su mente, sólo la idea de obedecer órdenes. Controlar su magia, doblegarla a su voluntad. Obedecer. Obedecer. Obedecer.

Quienes más presente tenían todo el tema del estatus de sangre eran los estudiantes de Slytherin, que ante cualquier insulto o comentario furtivo de otras personas de otras Casas utilizaban aquello como el punto final de cualquier altercado. Los de Slytherin atacaban directo a la yugular, no se andaban con rodeos o juegos previos.

De las puertas de la Sala Común de Slytherin para fuera, sus partícipes adoptaban una máscara. Dividiéndose en subgrupos, apenas dirigiéndose la palabra entre sí. Pero dentro de aquel lugar, se transformaban en algo distinto.

Nyx evitaba pasar todo el tiempo posible lo más alejada del lugar donde debía dormir todos los días, debido a la sensación de claustrofobia que la invadía, pero cuando inevitablemente caminaba por aquel lugar dirigiéndose a su cama, se asombraba de lo que veía.

Los estudiantes de Años mayores dedicaban todo su tiempo libre a hacer de tutores para los estudiantes más jóvenes. No sólo eso, sino que parecían ayudarse entre sí constantemente. Era una dinámica muy distinta a la que presentaban fuera. Donde había crudeza, insultos y cualquier otro mecanismo de defensa existente para poner muros entre unos y otros fuera de aquellas paredes subterráneas, había amabilidad, solidaridad y generosidad en su interior. Risas y calidez.

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