CAPITULO ONCE: Pasatiempos

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La mañana siguiente se despertó más tarde de lo habitual. Su visita al Bosque Prohibido había tenido un efecto casi terapéutico sobre la psiquis de Nyx, quien parecía no sentir lo que Draco había nombrado como ansiedad. Debido a ello, pudo conciliar el sueño durante más horas.

Mientras caminaba hacia al baño luego de vestirse, se sentía más liviana y concentrada en la realidad. Sentía que un enorme peso le hubiese sido quitado de encima y mientras cepillaba sus dientes, reflexionaba sobre su encuentro con Pansy y Draco la noche anterior.

Pansy no había vuelto a la habitación. Su cama completamente intacta delataba aquello. Al enjuagarse la boca, vió como sus nudillos estaban abiertos y amoreteados. Inmediatamente comenzó a sanar su cuerpo y revisar por otras heridas visibles, sin mirarse al espejo.

Se dirigió al Gran Salón para desayunar a la vez que tomaba nota de que no sentía la misma claustrofobia que había sentido los dos primeros meses cuando se encontraba en los Calabozos. Esa claridad que ahora reinaba sobre su ser le hizo notar lo nublada que había estado su mente. No había hecho progreso alguno desde el momento en que le quitó aquel mapa encantado a Harry Potter.

Al dirigirse a la mesa de Slytherin y mirar a su alrededor se dió cuenta algo: Draco tenía razón. La gente la observaba descaradamente. Quizás realmente se comportaba como un bicho raro. Ubicó a Theodore Nott y se sentó a su lado. Este se sobresaltó mientras daba un sorbo a su té.-Ey! Buenos días, Windsor!-Le dijo mientras agarraba una servilleta para limpiarse el té derramado sobre su mentón.

-Buenos días, Nott.-Dijo, imitando la forma en la que todos se dirigían por apellidos allí.

-¿Te sientes mejor?-Le preguntó con genuina curiosidad mientras ella servía café en su taza.-Parecías realmente...bueno, parecías enferma.-Dijo a la vez que comenzaba a untar manteca sobre una tostada.

Nyx hizo un gesto con su mano, quitándole importancia al asunto a la vez que se llevaba la taza a sus labios.-Si, no te preocupes. Es que... es esa época del mes.-Dijo, utilizando una de las excusas que había escuchado salir de la boca de Daphne Greengrass de vez en cuando luego de decir algún comentario mordaz a Pansy Parkinson.

Theodore asintió con la cabeza, con el suficiente entusiasmo exagerado logrando que el gesto fuese de incomodidad.-Oh...claro. Ya veo.-Y entonces levantó la mirada y le tendió la tostada que había estado preparando. Nyx la agarró con su mano y le dio un mordisco.

-...Gracias.-Le dijo al tragar. Los ojos verdes de Theodore eran amables.-Por la tostada.-Agregó y le dio otro bocado a la vez que llegaban a la mesa Draco y Pansy de la mano. Ambos ignoraron a aquel dúo y tomaron asiento a unos metros de distancia.

La entrada de ellos dos le hubiese pasado totalmente desapercibida, de no ser por los incesantes rumores y conversaciones dramáticas que reprodujeron la escena durante todo el día entre clases. Al parecer, era un gran asunto caminar de la mano con alguien. A Nyx sólo le había parecido poco práctico.

La realidad es que ella no hubiese podido entender jamás todo el asunto de las relaciones y las demostraciones públicas de afecto. O el afecto en general. ¿Cómo podría tener una idea remota del cariño cuando lo único que había acariciado su rostro en sus años de vida había sido los golpes de sus Maestros y demás Individuos de la Academia Hades?

No, Nyx no sabía que era aquello y definitivamente le resultaba extraño ver la cercanía con la que caminaban las personas en Hogwarts. Nyx los veía reírse y apoyar sus manos sobre los brazos de quien estuviese a su lado. Los veía rodear con los brazos a otros y apretar fuertemente, como si quisieran exprimir sus órganos, casi sofocantemente, pero por las expresiones en sus rostros, aquello era placentero. Nyx jamás dejaría que alguien se le acerque de aquella manera.

HiraethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora