Amor, Vida y Muerte

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Oh mi amada, tu cuerpo inerte, tus labios decolorados, tu piel pálida manchada por tu roja sangre, ahí te encontré inmóvil en el suelo, parecías tan cansada

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Oh mi amada, tu cuerpo inerte, tus labios decolorados, tu piel pálida manchada por tu roja sangre, ahí te encontré inmóvil en el suelo, parecías tan cansada. Al verte una negra sombra de alquitrán cubrió mi corazón, ahogué un grito y perdí el conocimiento, desperté, sentia como si mi cabeza fuera golpeada por un demonio, tu seguías yaciendo en aquella gran sala extraña, llena de flores y veladoras, podía percibir un olor al incienso en el aire. Entonces lo vi, ante mí un jaguar decorado de hermosas piezas de orfebrería dorada y plumas, su magnificencia era incomparable, su piel resplandecía y sus ojos brillaban como dos hermosas esmeraldas, habia salido de una ceiba, cuyas espinas resplandecían con tonos dorados. Se dirigió a ti amor mío y poco a poco su cuerpo tomo aspecto humano. Era un hombre joven moreno de mediana estatura, tenía en el rostro pintada una cruz verde, llevaba el cuerpo cubierto de huesos y pieles de jaguares, desprendía olor a incienso; se acercó a ti y te tomo de la mano, te levantaste, no podía creer lo que estaba viendo ¿acaso he perdido mi cordura? ¿Quién o que era esa creatura? En aquel momento fui incapaz de juzgarlo, aquella metamorfosis me había dejado perplejo, el corrió de regreso a la ceiba, tu lo seguías; no podía moverme, mi cuerpo no reaccionaba, solo era capaz mirar como te ibas de mis brazos. Volviste y tu mirada de ágata reluciente se encontró con la mía. Me sonreíste, tu ultima sonrisa, intente gritar tu nombre pero solo conseguí que las lagrimas desbordaran con mas fuerza mis ojos negros de cuervo. ¿Por qué? ¿Por qué alejas? ¿es que acaso ya no me amas? Muy tarde comprendí que habías muerto.

 ¿Por qué? ¿Por qué alejas? ¿es que acaso ya no me amas? Muy tarde comprendí que habías muerto

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