Pensé que después de tantos años asistiendo a la comisaría, me acostumbraría a las luces cegadoras, al sentimiento de encierro, o a la espera por si encontraban algo, indagando en los rincones más oscuros de mi mente. Pero no, seguía sintiéndome como un ratón en un laboratorio.
Solo faltaba la jaula a mi alrededor
¡Ah! No, no faltaba, estaba dentro de ella con mis dos personas menos favoritas de todo el pueblo.
- ¿Cuando fue la ultima vez que tuvo contacto con su madre? - Me pregunta el oficial regordete, de mejillas rosadas, su nombre hace mucho que lo olvidé.
- Mmm, ya le he dicho millones de veces- Digo con voz rasposa, haciendo notar mi aburrimiento y desinterés- Desde que asesinó a mi padre no he visto a esa mujer, y creo que si lo hubiera hecho ya usted sabría a estas alturas.
- ¿No ha tenido deseo de verla? ¿Hablar con ella? - La pregunta suena tan estupida a mis oídos, que ya estoy ansioso por salir de aquí.
Maldito sea el día en que supieron mi verdadera identidad.
- Confíe en mi - Ya esto es rutina, las palabras salen de mi boca sin antes pasar por mi cerebro, y creo que eso las hace un poco mas ácidas de lo normal - Después de ver una mujer que pensabas que era tu madre, asesinar a tu padre, no te queda deseo alguno de saber de ella.
Trato de relajar mi expresión un poco, pero no sirve de nada:
- Cálmese Sr. Evans , solo cumplo con el protocolo - Me da lastima el pobre gordo, nadie considera buena suerte, tener lidiar conmigo.
<Continúe por favor> espeta una voz que sale de los altavoces, que ocupan las cuatro esquinas de la pequeña jaula... Es decir sala, donde me interrogan cada mes.
- Y no, mi hermano no esta al tanto de lo que sucedió con nuestra madre en aquellos días, y tampoco sabe cómo nació - Llevo pocos años viniendo aquí, desde que encontraron mi verdadera identidad, pero ya me aprendí las preguntas, lo único que quiero es volver a casa y estar con mi hermano.
No me siento tranquilo cuando tengo que dejarlo solo.
- ¿No ha pensado en decirle la verdad? - A veces siento que el botón de su camisa va a estallar y quedaré sin un ojo. Debo aguantar la carcajada que se forma en mi garganta.
-Si lo he hecho y no es de su incumbencia ni el momento ni como le diré.
-Muy bien señor Evans puede retirarse.
- No, una pregunta mas -Escucho una voz que arrastra las palabras pero esta vez no es el policía regordete, sino su superior, que se ve más experimentado, musculoso y severo, me intimida, cosa que rara vez me sucede.
-Buenas tardes Sr Evans , soy el comandante...
-Charles, ya lo se - Respondo sin importancia, ante la montaña de músculo que entra por la puerta.
-¡Vaya! Está muy bien informado sr Evans pero le quería hacer la ultima pregunta, que lleva días rondando mi mente.
-Como quiera...- Muevo una mano como si no importa.
- ¿Ha tenido algún episodio donde crea que escucha alguna voz?
Trato de evitar abrir los ojos en señal de sorpresa para que este idiota no sospeche de la mentira que estoy a punto de decir, tal vez ha investigado entre los archivos del caso de mi madre y en los informes del manicomio.
Tomo nota mental de que este hombre debe saberse el caso de pies a cabeza, y todas las posibles formas de culminarlo.
-De lo único que puedo asegurarle que sufro es de fuertes dolores de cabeza y migraña, pero ¿voces en mi cabeza? - Intento sonar de lo ma ofendido -¿Acaso me esta diciendo demente?
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Mi Yo Asesino
Horror¿Nunca te ha pasado que piensas escuchar algo, pero en realidad no es nada? Lo se, escuchar voces en tu cabeza parece algo de locos. Pero no para Dalton Evans, un chico que ya ha pasado los veinte y solo espera que los demonios de su pasado no vuelv...