Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capítulo XXXVI: Un pequeño pueblo llamado Hogsmeade

Desde su tercer año Elynne no esperaba con ansias que llegara primer fin de semana que viajarían a Hogsmeade, dado que no tenía buenos recuerdos de las primeras veces que fue allí. Fue en el último viaje de su tercer año que salió con Sebastián en su primera cita fuera del castillo, corriendo por todos los locales como el par de niños que eran. Incluso la había llevado a tomar té en el local de madame Pudipié sin importarles estar rodeados de otras parejas.

No había regresado desde entonces allí, ni siquiera pasaba por este al revivir la rabia que sentía por haberse confiado con aquel chico, que aún odiaba. El año anterior se empeoró cuando tuvo que tratar con su padre en la primera salida hacia allí, provocando que no fuera el resto del curso, inventándose todo tipo de excusas cada vez que intentaba citarla para hablar con ella sobre Otterbourne, hasta que desistió de que la chica se disculpara con aquella familia y reanudaran el compromiso.

Aun recordaba el castigo que recibió la navidad anterior por su atrevimiento.

Sin embargo, Cedric logró que la bruja dejara atrás sus malas experiencias allí, y aceptara sin problemas pasar el sábado completo en aquel pueblo, esperando crear mejores recuerdos de los que tenía. Incluso sus amigos acordaron entre ellos dejarlos solos para que pudieran disfrutar cada segundos juntos, al saber que ambos lo necesitarían.

— ¿Seguro que tienes tiempo? —le preguntó la azabache en cuanto llegaron al pueblo yendo de manera directa a Honeyduckes, el lugar favorita de la bruja de allí—. La primera prueba es en tres días.

— Sí, ¿Por qué?, ¿ya te arrepentiste? —bromeó el castaño abrazándola por los hombros para apegarla a él mientras entraban al local de dulces.

— Solo si sigues teniendo demostraciones de afecto tan públicas— respondió tomando una bolsa para ir de manera directa hacia las varitas de regaliz—. ¿Qué dulces te gustan? —preguntó soltándose del agarre del chico para poder tomar varias y acercarle una a la boca de Cedric.

— Si vas a dármelos en la boca, todos— exclamó con sorna mordiendo la punta de una, intentando no abrazarla y besarla con ternura en ese momento que se veía tan inocente preocupada de que dulces llevar consigo—. Te ves adorable.