Algunas heridas no se curan nunca

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Hace cinco años que se murió mi madre.

A veces parece que no es algo real, que ella sigue aquí y que todo lo demás ha sido un sueño.

A veces se aparece en mis sueños para regañarme, a veces lo hace para volver a morir, y otras para volver de un viaje al que se fue hace mucho tiempo y que queremos que termine.

Me dá mucha pena pensar que voy a pasar el resto de mi vida sin volver a verla o a escuchar su voz.

Hay veces que parece que el tiempo dejó de correr en aquel momento. Y muchas otras parece que ya ha pasado una eternidad.

Ya han pasado cinco años y, según la tradición, es momento de deshacerme del luto. Pero, ¿cómo te deshaces de esta sensación que te oprime el pecho con tanta regularidad?

Algunos días cierro los ojos y puedo ver claramente aquellos últimos momentos con ella. Es como si me transportase a aquel momento. Y las palabras y los gestos me hunden el corazón.

De vez en cuando me pregunto que pensaría ella de mí si todavía estuviese viva. Estaría orgullosa de mi? Le gustaría ver como estoy haciendo las cosas o las decisiones que he tomado? Son preguntas que se quedarán eternamente sin respuesta.

Todavía no puedo terminar de creerlo. Cuando abro los ojos por las mañanas pienso si todo ha sido una pesadilla. Pero enseguida me doy cuenta de que es una realidad de la que no puedo escapar y que me perseguirá por el resto de mis días.

No sé como expresar este sentimiento de una manera clara. Todo es una maraña de emociones encontradas y que no llevan a ninguna parte más allá de la tristeza.

No lo llamaría desesperación. Se parece más al vacío.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2021 ⏰

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